LAS MAROTAS
“Los disfraces
femeninos se acostumbraban en todas partes del país”(Enc Mex t IV). Se afirma
que la primera que hubo en San Miguel fue José Cruz Patlán, ”El Camotero”, en
el Cuadro del Parque y Juan González en el “Cuadro Nuevo”.
Tema aparte es éste, pues en este fenómeno social de Los Locos en un principio no había mucho interés de parte de las mujeres en participar. Las marotas de Los Locos no son símiles de otras; en Tamaulipas hay unas marotas (Danza de la Judea, que son “Las Diablas”) que atormentaban a Jesucristo durante su pasión, olas marotas de Zoyatzingo del Estado de México, quizás, sólo quizás, pudieran tener un parentesco con las de Tlalmanalco, también en el estado mexiquense en donde los hombres se visten de mujer en esta danza durante sus fiestas patronales de San Antonio de Padua el 13 de junio, sólo que para ellos el nombre de marota es sinónimo de mojiganga.
Algo parecido sucede en Dolores Hidalgo donde al convite de los cuadros de locos que desfilan en la Octava de la fiesta de Jesús Nazareno la denominan “El desfile de las mojigangas”.
“La mojiganga,
es en su origen, fue una farsa representada con máscaras y disfraces ridículas
en las fiestas públicas de raíz carnavalesca.
Consiste en un
texto breve en verso de carácter cómico-burlesco y musical, que adquirió rango
dramático menor del Siglo de oro español. (Wikipedia). Los primeros datos están
documentados a partir de 1201 en Pamplona ligados a la Fiesta de San Fermín.
Estas fiestas son conocidas genéricamente como “Gigantes y Cabezudos
(Tuxtleando.blogspot.com).
En el Caribe,
marota es un alimento. La marota en San Miguel es otro concepto muy diferente.
Son los hombres que se disfrazan de mujer. La maestra Gloria Rodríguez
Navarrete en su Ballet Folclórico Representativo de San Miguel hizo una
“coreografía” especial que ha tenido mucho éxito en todos los lugares en donde
se presentan.
Don Félix Luna
dice que:
“En el siglo
XVIII los españoles de la capital de la Nueva España acostumbraban hacer mascaradas
con motivo de diversos festejos. Eta costumbre se propagó por todo el
territorio, pero llegó a tal grado la desfachatez que los géneros se cambiaban;
así los hombres se vestían de mujeres y las mujeres de hombre, por lo que el
virrey Don Juan de Acuña, Marqués de Casafuerte mediante un edicto en el año de
1731, prohibió las festividades que acostumbraban las máscaras.
Sabemos que las
marotas ya participaban en la fiesta de San José del Obraje. Los hombres se
vestían de mujer y se chapeaban las mejillas con papel de china rojo. Los
hombres que querían bailar con una de “ellas” pagaban con una cooperación que
se depositaba en la tesorería del cuadro.
Tomado de:
LOS LOCOS,
una realidad de locura
(de venta en la
papelería “El Iris”)
Comentarios
Publicar un comentario