LA CUARESMA
Estamos al
final de cuaresma una etapa del año que en nuestra ciudad todavía tiene un gran
significado para muchos de sus habitantes aunque todavía muchos jóvenes se
preguntan ¿por qué 40? En la Biblia el número 40 significa tiempo de
preparación, así se puede ver, por ejemplo, en los 40 días del diluvio, los 40
días que estuvo Moisés en el monte Sinaí, los 40 años que pasó el pueblo de
Israel en el desierto y sobre todo los 40 días que Cristo estuvo en el
desierto. Del número 40 se deriva el nombre Cuaresma. La Cuaresma es un tiempo
para preparar la Pascua y ésta tiene mucha relación con el calendario agrícola
y el tiempo de renovación de la tierra, por lo que para calcular su celebración
se toma en cuenta al sol y a la luna (Sol de primavera y luna llena). Para
calcular anualmente la fecha de la Pascua, se debe buscar el primer sábado
después de la primera luna llena de primavera. Una vez encontrada la fecha de
Pascua se cuentan cuarenta días hacia atrás (sin contar los domingos) y así se
conoce cuando inicia la Cuaresma. Quienes fuimos alumnos de don Vidal Flores
recordaremos que nos hacía hacer los cálculos con la epacta. La epacta se
utiliza para el cálculo de la fecha de Pascua, que es el domingo siguiente a la
primera Luna llena después del equinoccio de primavera.
En sus
Viñetas sanmiguelenses, don Franco Barajas dice: “cuando la luna de Nisán,
nacarada y redonda, aparece por los peñascales de oriente…” Nisán; del idioma
acadio nisānu y éste del idioma sumerio nisag, significa: "retoño, primer
brote"; es el primer mes del calendario hebreo bíblico, que comienza su
cuenta a partir de la salida de los hebreos de la esclavitud en Egipto. El
nombre otorgado al mes de Nisán en la Biblia es simplemente "el mes
primero", siguiendo de esa misma manera el resto de los meses del año
hebreo en la Torá, la numeración ordinal. Es nombrado por primera vez en el
segundo libro de la Biblia, Éxodo: "Este mes os será principio de los
meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año" (Éxodo
12:2).
El P. José
de Jesús Aguilar nos dice que los signos utilizados durante la cuaresma son:
1.- La ceniza. No es difícil comprender que la ceniza significa que un día el hombre llegará a ser sólo polvo. Representa la fragilidad humana, la limitación del hombre y lo pasajero de la vida. Nuestro paso por el mundo es fugaz. En el Antiguo Testamento encontramos, la costumbre de utilizar la ceniza como signo de humillación, arrepentimiento y penitencia ante Dios. Las personas colocaban su rostro cerca de la tierra, se ponían ceniza en la cabeza e incluso solían utilizar una vestimenta burda. Para hacer la ceniza se utilizan, generalmente, las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior.
2.- Color morado. El color litúrgico de
la Cuaresma es el morado. En la antigüedad la mayoría de las personas se
vestían con colores muy simples ya que había pocos pigmentos para la ropa. Sólo
en el caso de emperadores, gente noble o pudiente, se utilizaba la tinta de un molusco
llamado “Púrpura” para teñir su vestuario. Este pigmento era muy costoso pero
lo que se teñía con él nunca perdía su color. Por esta razón, la sagrada
escritura menciona la siguiente frase: “Aunque mis pecados sean como la púrpura
o la escarlata, Tú los volverás más blancos que la nieve”. Así, la cuaresma
utiliza el color púrpura para hablar de, cómo el pecado, con el
arrepentimiento, la penitencia y la gracia de Dios, se purificará y se
convertirá en blanco. Por esta razón durante la Pascua se utilizará el color
blanco.
3.- Supresión de 2 cantos. Durante el
tiempo de cuaresma se suprimen dos cantos festivos en la celebración de la
Santa Misa: el Gloria, que volverá a entonarse en forma solemne en la Vigilia
de Pascua y el canto de Aleluya que ordinariamente se canta antes de la lectura
del Evangelio.
4.- Sobriedad y austeridad en la
ornamentación. Durante este tiempo los altares deberán tener un número
reducido de flores y ornamentos para indicar que estamos en un tiempo de
preparación a la gran fiesta de Pascua.
5.- Imágenes cubiertas. En algunos
lugares, muy pocos, aún se conserva la tradición de cubrir las imágenes, con la
idea de que nada distraiga al cristiano. Así podrá descubrir cada vez más
profundamente el amor de Dios a través de su hijo Jesucristo y en los santos un
ejemplo a seguir. De hecho, durante la celebración del viernes santo por la
tarde, se va descubriendo poco a poco la imagen de Cristo crucificado, hasta
dejarla totalmente visible.
Además de
los altares en los templos en nuestra ciudad está muy arraigada la costumbre de
hacer altares de dolores en las casas y desde hace varios años en las fuentes públicas el
viernes anterior a la semana santa, cuando se conmemora en la Iglesia, a la
"Virgen de los Dolores", recordando el gran dolor vivido por María
ante la pasión y muerte de su amado Hijo.
Los
elementos del altar son:
Imagen de la Virgen. Puede ser pintura
o escultura. La imagen debe mostrar a María bajo su advocación de Virgen de los
Dolores, Virgen de la Soledad, Virgen de la Piedad o Virgen de las Angustias.
Naranjas Agrias. Sobre ellas se
insertan pequeñas banderitas significando que sobre el agrio y amargo
sentimiento de la muerte de Cristo, hay estandartes de gloria que anuncian su
resurrección. Las naranjas representan el corazón de María. Las banderas cada
uno de sus dolores.
Cereales. La tradición dice que los
cereales deben sembrarse quince días antes del viernes santo. Su crecimiento
simboliza la vida nueva que Jesús nos da con su muerte y resurrección. El trigo
también recuerda la frase bíblica: “Si el trigo no muere queda infecundo, pero
si muere da fruto abundante”. Y también hace referencia a la Eucaristía.
Flores. Para significar la tristeza de
María pueden ser flores marchitas, moradas e incluso de papel.
Agua de colores y sabores. Generalmente
se preparan cinco vitroleros con agua de sabor. En algunos regiones del país el
agua es de limón con chía y sin azúcar, representando la amargura de María (la
chía son las lágrimas cristalizadas). En otras partes se coloca agua de sabores
(limón, naranja o melón, horchata, jamaica y piña, aderezados con azúcar para
significar que, no obstante la amargura por el dolor, el corazón de María
siempre es dulce. Algunas personas solo usan agua de limón pintada con colores
vegetales. Los cinco vitroleros representan los misterios dolorosos del Santo
Rosario. El agua de horchata (blanco) representa la pureza de la Virgen. El
agua de limón (verde) significa la esperanza de María en la resurrección. El
agua de melón o naranja (naranja) hace referencia al atardecer en el Calvario
durante la crucifixión. El agua de sandía o Jamaica (rojo) hace alusión a la
sangre derramada por Cristo para la redención de la humanidad. El agua de chía
representa las lágrimas de la Virgen. Se ofrece un vaso de agua a quienes
visitan el altar. Esto significa que mediante la intercesión de María los
visitantes recibirán el agua de la vida eterna. En algunos lugares también, en
vez de agua se acostumbra usar nieve de sabores y repartirla entre los asistentes.
Uvas. Algunas personas utilizan las
uvas para hacer referencia a la sangre de Cristo presente en el vino de la
eucaristía.
Monograma de la Virgen y Corazón traspasado.
Se pueden realizar con pétalos de rosa marchita, con semillas o cualquier otro
material. El monograma consiste en sobreponer las letras M y A que sintetizan
el nombre de María. El corazón puede estar traspasado por una o siete espadas,
haciendo alusión a los siete dolores de María.
Otros elementos. Particularmente en los
barrios antiguos se sigue esta tradición que suele enriquecer colocando
elementos como: el martillo, los clavos, la corona de espinas, el gallo, la
esponja, la columna de los azotes, la caña, los dados, el flagelo o los azotes,
la lanza, el títulum crucis (INRI) y la cruz sin Cristo. También se pueden
poner imágenes de los siete dolores de la Virgen, pintados o hechos con
semillas.
Los siete dolores son:
1. María no
encontró posada en Belén, donde dar a luz a su Hijo.
2. El
anciano Simeón le profetizó que vería a su hijo morir en la Cruz y que sentiría
una daga en el pecho.
3. La huída
a Egipto para salvar a Jesús Niño de las manos de Herodes.
4. El niño
perdido y hallado en el Templo.
5. El
encuentro de María con su Hijo camino del calvario en la llamada Calle de la
Amargura
6. La
Crucifixión.
7. La
sepultura de Jesús y la soledad de María.
Bellas son nuestras
tradiciones y mucha hay qué decir todavía de ellas. Conservémoslas.
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