LA VELA DEL CORPUS CHRISTI
Si las ceremonias de la semana anterior implican dolor y duelo, la fiesta del Corpus Christi o la institución de la Eucaristía es alegría. Entonces los altares se vestían de crepé, ahora todo es blanco, alegría y jolgorio. Cosa curiosa: tanto la lengua castellana como la lengua popular conservan el latín prístino: "Corpus Christi", Día o Fiesta del Cuerpo de Cristo.
Los templos brillan con luces y adornos; los hogares se regocijan con tamales y atole de cáscara de cacao. ¡Tararear! Los niños reclaman sus juguetes tradicionales (chaco, antifaz, caballo y machete) y las niñas visten maternalmente sus muñecos de cartón. Es una fiesta para mantener; uno de los tres grandes jueves del año.
La palabra "vela", de origen marino, significa manta o tela muy extensa, con estrellas y agujeros para la circulación del aire; Sirve para filtrar y reducir los rayos del sol y el viento excesivo. Antes de 1857, en San Miguel, una extensa "Vela de Corpus Christi" se extendía por las calles de Correo, Corregidora, San Francisco, Reloj, Mesones y Aduana. Indicando claramente los 259 ménsulas de madera aún existentes; cilíndrico con ranuras periféricas torneadas en el extremo saliente y una perforación transversal.
- Viajero, de San Miguel: es posible que no una, sino muchas veces hayas pasado por las citadas calles sin fijar tu atención turística en dichos canecillos. ¡Faltan muchos! Tuvieron que sujetar los cables que sostenían el "Vela del Corpus Christi".
En el virreinato, en la independencia y antes de la Reforma, era costumbre que el cabildo, con sus asistentes vestidos de gala, portara el palio del Santísimo; y los caballeros y damas, con sus mejores galas, acompañaron la solemne procesión, regocijados, respetuosos y eufóricos, con cirios en mano.
Los altares donde se cantaban las estrofas del Pange Lingua del Angelico Santo Tomás y se incensaba a la Custodia se instalaron en los vestíbulos de las casas coloniales más posmodernas y palaciegas. Rivalizarían con la riqueza de las cortinas y la plata labrada en los candelabros; flores y perfumes; ¡velas, incienso, dulces y golosinas para los monjes y los niños! ¡Algo para soñar con los viejos tiempos de fe profunda, piedad sincera y recreación sana!
Los turistas, cuando ven los pequeños palos de madera, recuerdan la Vela del Corpus Christi. Autoridades y vecinos de San Miguel, en la febril reconstrucción urbana, no destruyen esas facturas mensuales. Son "pedazos de historia" que hay que cuidar!!!
Tomado de:
caricaturas de san miguel
P. Jacob Aranaz
Comentarios
Publicar un comentario