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 EL SEÑOR DE LA CONQUISTA. VARIAS VERSIONES.

Hablar de la imagen del Señor de la Conquista, una imagen de 450 años, nos obliga a hundirnos en escritos diversos sobre su origen.


                           

Se cuenta que el párroco de la villa de San Felipe Fray Francisco Doncel fue a la ciudad de Valladolid a la Diócesis y al pasar por el taller de los Cerda encargó un crucifijo pequeño. Luego pasó a la ciudad de México para otros asuntos con el virrey Don Antonio de Mendoza y al regresar ya le tenían el cristo de pasta de caña encargado y de regreso en la ciudad de Zalaya, donde pernocta y al día siguiente emprenden el viaje a San Felipe acompañado de fray Pedro de Burgos.

El cruzar el arroyo del portezuelo de Chamacuero fueron sorprendidos por un grupo de indígenas quienes dieron muerte a la pequeña escolta que los acompañaba y el padre Doncel, herido de muerte corrió y alcanzó a esconder el crucifijo en una hendidura del cerro. 8 años después, en 1539, Callonsi, un indio convertido encontró el cristo y lo llevó a la parroquia de San Miguel y el cura rechazó la idea de dejarlo ahí y le permitió que se quedara con él. Éste se dirigió a la ciudad de México y obtuvo del virrey el permiso de quedárselo y la petición de protegerlo, hacerle fiesta y no permitir que nadie lo poseyera fuera de su familia. En 1570 se mandan hacer dos cristos uno para San Felipe y otro para San Miguel.

Esta versión, en lo personal, no me convence porque:

-          Para ese tiempo Don Vasco todavía no había parroquias aquí, la de San Miguel es creada por Tata Vasco en 1564. Quien es nombrado en 1536 pero es ordenado obispo por Zumárraga hasta 1939. Por otra parte, el Padre Ibarra Grande en su libro Jaral de Berrio y su Marquesado anota la lista de señores curas de la parroquia de San Felipe. Se inicia con frailes agustinos: Juan Sánchez, Guillermo de Santa María, Rodrigo de Hernández y finalmente Gregorio de Santa María; los curas franciscanos se iniciaron con fray Francisco Doncel en 1575, lo que echa por tierra la temporalidad que le da la tradición oral.

Una versión más la tiene don Cornelio apoyado en el escrito de Fray Isidro Félix de Espinosa, cronista franciscano del siglo XVIII:

“Volvía el venerable Guardian (P. Doncel) y llegando al convento de la Purísima Concepción de Celaya en donde se mantenía el anciano Fray Pedro de Burgos… con celo de acabar sus años en la conversión de los infieles se le agregó por compañero y ambos se pusieron en camino… llevaron consigo dos imágenes de Cristo Crucificado…”

“Venían los religiosos con escolta de algunos soldados cuando pasaban el Portezuelo que hasta llaman Chamacuero, dos leguas de la Villa de San Miguel… en un arroyo muy pedregoso que está al descolgar el puerto y baja de la serranía inmediata, salieron de emboscada multitud de chichimecas y al espantoso alarido con que siempre acomete, les falto el aliento a los pocos soldados que huyeron despavoridos, dejando a los desarmados religiosos… viendo los siervos de Dios ser inexcusable morir, se abrazaron cada uno a los Santos Crucificados, puestos de rodillas a sus sacratísimos pies; y acometieron sobre ellos los bárbaros, los cubrieron todos de flechas hasta que vertiendo por cada herida un plumero de sangre, cayeron muertos…

“Un soldado de los que iban de escolta…. Manteniéndose corto tiempo a la vista del sangriento espectáculo visto por los infieles, fue blanco de sus saetas y reconociéndose herido de muerte, soltó al caballo la rienda y fue a la villa de San Miguel en dando aviso… murió luego”.

Otro dato, adicional.

Don Rafael Gallardo, en su ensayo: “Prácticas piadosas de la Cuaresma y Semana Santa en la ciudad de San Miguel de Allende” manifiesta:

“El jueves Santo desde las diez de la mañana en adelante, multitud de fieles comenzaban a visitar los sagrarios, rezando a coro, públicamente en las calles, con la mayor compostura y devoción haciéndolo también el ilustre Ayuntamiento con el Señor Cura Párroco… en ese mismo día a las cuatro de la tarde comenzaba a salir la procesión del Templo parroquial, precedida por el señor de la Columna, que se venera en el Santuario de Atotonilco, salieron también en ella el Señor de la Conquista, así como los pasajes bíblicos…esta procesión era organizada por los devotos del barrio del Cuerno (calles de Santa Ana, hoy insurgentes, Quebrada, Órganos y Volanteros) y de San Juan de Dios.



Don Cornelio escribe:

La muerte de los RRPP Doncel y Burgos es la razón histórica para la imagen del señor de la Conquista se haya quedado en la villa de San Miguel, a quien los contemporáneos del suceso llamaron “Santo Cristo de la Vera Cruz”. Un siglo después se le conocía por “El Señor de las Batallas”, finalmente hasta nuestros días le llamamos: “El Señor de la Conquista”.

Alerta:

David Wrigth deduce la poca confiabilidad de los documentos (Wrigth, 1998) y calcula que la fundación debió ocurrir hacia 1540 (Wrigth, 1980).

Otra versión:

Don Mateo Franco en su obra “Neutla y algo más” nos dice (págs. 141-142) Que no eran dos sino tres los santos cristos: uno en San Felipe, otro en San Miguel y el otro en el Barrio del Zapote de la ciudad de Celaya.

Y hay más:

Según el historiador celayense Señor Rafael Zamarroni, narra que unos misioneros franciscanos mandaron hacer tres Cristos de tamaño natural en Michoacán, al purépecha llamado Lucas Evangelista que hiciera la bella imagen de Nuestra Señora de la Salud de Pátzcuaro, la del Señor del Hospital de Salamanca y otras, con pasta de caña de maíz amasada con engrudo del mismo grano, material muy ligero con el que antes hacía sus ídolos. Dice este historiador que los frailes pasaron por Celaya cargando sus Cristo rumbo a San Felipe destino de uno de los Cristos, otro para Dolores y otro para San Miguel.

Fray Vicente Rodríguez en su obra “Cosas de Frailes” narra el suceso siguiendo la narración de Mendieta, pero sólo habla de un Cristo.

David Wrigth menciona que (pág. 59 “La conquista del bajío y los orígenes de SMA:

“Un documento escrito por un cacique otomí en el siglo XVII menciona a un capitán otomí, don Juan Martín, que tenía sujetas las rancherías circunvecinas de chichimecas durante la segunda mitad del siglo XVI. (…) este manuscrito habla también del asesinato de dos franciscanos, a manos de chichimecas, cerca de Chamacuero. El sacerdote de San Miguel, asustado, dejó de atender a los feligreses de este pueblo vecino. A partir de entonces. Los franciscanos de Apaseo se encargaron de administrar los sacramentos a los indígenas de Chamacuero. Esta historia se confirma en las crónicas de Mendieta (historia Eclesiástica Indiana) y Espinosa (crónica…pp. 308-312) Mendieta nos informa que esta matanza sucedió en tiempos del virrey Enríquez (1658-1680). Estos relatos se relacionan con las tradiciones locales sobre el origen de los “Señores de la Conquista”, imágenes de pasta de caña que hay en las parroquias de San Miguel de Allende y San Felipe.

Por no si fuera suficiente:

Herminio Martínez en su Monografía de Celaya, “Raíces del Viento”, 2010, pág. 66, dice:

“…cuando los agustinos dejaron el pueblo de la Asunción, en cuya capilla de indios habían ejercido su ministerio desde 1560, probablemente hasta el 1 de enero de 1571, día en que se celebró la misa del Espíritu Santo antes de la elección del primer cabildo, para dar paso a la repartición de tierras y solares de lo que sería la Villa (…) ya existía junto a la capillita donde celosamente se resguardaba y se veneraba el milagroso Cristo del Zapote”.

Pero la verdad es… la que usted crea.

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HEBDOMADARIO

Hoy es el gran día en que San Miguel puede celebrar o seguir festejando el nombramiento de Ciudad Patrimonio Mundial alcanzado en la reunión de la Convención de la Unesco, celebrada en Quebec, hace 8 años y siguiendo los pasos de la capital del estado que 20 años antes habia alcanzado este derecho en la reunión de Brasil y si bien el 7 de julio fue aceptada la fecha oficial es diez de julio de 2008. Felicidades a quienes participaron en el largo proceso que significa el poder conseguir este nombramiento tan pretendido y sólo diez ciudades en toda la república mexicana lo tienen, solo diez. En el mundo global que nos tocó vivir las redes sociales y la información que se mueve por la autopista del internet nos rebasó desde hace mucho tiempo a muchos que, como yo, hemos rebasado loa docena de lustros, pero algunos estamos haciendo el esfuerzo por actualizarnos para no vivir en el pasado y tratar de comprender a nuestros hijos y nietos que viven aceleradamente el presente.

BIOGRAFIAS:

Romeo Tabuena, uno de los grandes pintores que han venido a radicar a San Miguel de Allende; a los 34 años de edad vino a México y al conocer la obra de los grandes muralistas mexicanos se quedó a radicar en nuestra ciudad. Aquí vivió con su esposa Nina, de origen noruego, su nombre completo era Romeo Villalba Tabuena  fue un pintor y grabador filipino que nació en la ciudad de Iloilo. Estudió arquitectura y pintura en Manila, Filipinas. También estudió en Nueva York y París. Sin embargo, conservó su nacionalidad filipina. Pintó el mural Filipiniana en la Embajada de Filipinas en Washington, DC En 1965, participó en la Octava Bienal de San Pablo arte como el artista filipina oficial y como el comisario de arte a partir de las Filipinas. El Museo de Arte de Honolulu mantiene su pintura Carabao, lo cual es típico de las pinturas animales del artista.           Tabuena aparece en Quién es quién en el arte americano, Internacional Quién es quién en el arte, y la Internaciona