ERNESTO HERRERA VIDA Y OBRA DE UN
VISIONARIO.
Es compartir unos cuantos pasajes de sus ilimitadas grafías,
donde apenas abrimos una memoria compartida a su lado y un ejército de
brillantes secuelas se abalanzan sobre la narrativa, haciendo imposible ordenar
la abundancia de celebres momentos que cultivan ahora la identidad de una
generación completa; es honrar ese anhelo de triunfo de tantas personas que tú
siempre supiste tornar en anécdota y esa imborrable cercanía de quienes tuvimos
la dicha de pronunciarte como familia. L certeza en las fechas de tu llegada y
partida se presentan al final de estos párrafos, los cuales portan un orden
distinto en su atavío, a usanza de quien se vale de la creatividad como un
artilugio de construcción masiva.
De voz sobria y un tanto atropellada, no existía manera en
que las palabras se alinearan para ser enunciadas a la rapidez de su inventiva.
Eso eres tú, u creativo en la absoluta extensión de su valía. Sin títulos ni
requisitos, sólo el ingenio vuelto realidad. Su andar es elegante y presto, de
aspecto a primea vista tímida pero una saeta si oportunidad le brindas para
conjuntarte una idea. Si uno prestaba la atención adecuada y lograba adentrarte
en la zona de su mirada, habrías podido percibir la facción de contextos,
tipografías, colores diversos, planos, texturas, sonidos y cuanta referencia a
velocidad de bala atravesaba el instinto hasta el trazo ya puesto en escena.
Ernesto herrera gustó siempre del teatro como punto de
partida y como final del juego. supo esperar, aprendió A ESCUCHAR LA LLUVIA, A
DISTINGUIR PRADERAS, A DIALOGAR LO MISMO CON ANTÍGONA QUE CON Krapp, incluso
dibujarle nuevas tonalidades al astro blanquecino. Fue montando osadas
escenografías donde afino la maestría y el sigilo, donde gano los primeros
respetos cuando junto a sus mejores amigos fundo en 1995 Luna Negra, un
incomparable laboratorio de artistas de su ciudad natal con el que para marcar
debut conquistaría el Teatro Cervantes de la capital quijotesca.
Con el tiempo, le vimos portan una suerte de talismán
escénico que le dictaba la próxima idea a desarrollar, no importa si su diseño
poblaría un libro, algún recinto, un discurso pronunciado por el prójimo, la
secuencia de una película o la palabra dirigida con afecto y una magnifica
dosis de sarcasmo para el ser querido.
El siglo XX aún no se consumaba cuando la potencia del
trabajo de Ernesto Herrera ya cobraba vuelo, tomando lugar propio en el podio
de la historia. Abordar cada proyecto que estelarizo es pretender domar la
demasía, pues el corpus de designios y reconocimientos a la proeza de sus
diseños es inacabable. Basta navegar la estirpe cultural de Guanajuato en los
últimos 30 año para concertar que una notable mayoría de emblemas, carteles,
campañas de toda índole, eventos, bibliografías y paisajes extraordinarios guardan
su firma.
Siempre pionero del uso de tecnologías creativas, atento d
la vanguardia, su destreza es encomiable tanto en materia de política, turismo,
educación o arte, como en la comprensión de procesos y la captura del instante
clave.
Significativo es honrar sus grandes aportes como jefe de
diseño del periódico a.m. reconocido entre los importantes a nivel nacional;
así como director de imagen del gobierno de Guanajuato. Pero revelador es el
día que, junto a su inseparable hermano Jesús, fundaron lo que se convertiría
en un laureado despacho de publicidad a nivel global, Zona Grafica… su
santuario.
En el trayecto le acompañaron la pasión por un equipo
esmeralda y fiero de futbol, la fotografía y las prensas, el diseño ya fuera
universal o gráfico, la desfachatada invención de palabras, pantones, volúmenes
y composiciones, el gusto selecto por el café, las antigüedades y los finos
artefactos de bazar.
Vino después el inquebrantable enamoramiento para amplificar
su nombre, la mudanza a San Miguel de Allende como preámbulo al mundo, las
nuevas arquitectu5as siempre de la mano de la “Vida”, la colección conjunta de
sellos en sus pasaportes y ese legado que no habrá de morir nunca para
recordarnos al unísono la necesidad imperiosa y el inconmensurable valor de
seguir construyendo ¡Más cine por favor!
¿Cuántos no conocimos el amor de nuestra vida entre las
andanzas del Festival Internacional de Cina Guanajuato? Qué inmensa resulta
bajo esta noción la palabra amor, toda responsabilidad tuya y de Sarah Hoch. Ya
fuera por la persona o por la profesión, esta idea seguirá resonando más allá
de cualquier escenario, del paraíso que decidas escoger. En qué momento el
sueño compartido se vuelve intención de miles, laurel de todos… ella y tú.
Indivisible binomio, sabrán seguirlo expresando.
Hablar de GIFF, fundado por ustedes en 1998 primea bajo el
nombre de Expresión en Corto, es adentrarse en uno de los capítulos más
representativos de la historia del cine en México, en favor de su proyección y
reflorecimiento.
Deseaban posicionar nuestra industria cinematográfica en las
cumbres añoradas y lo consiguieron, una gesta que por más de dos décadas no ha
cesado de concentrar incontables esfuerzos para propiciar el máximo potencial
de la creación fílmica de manera incluyente e innovadora. Bien podría ahora
surcar 23 años del GIFF y las latitudes que ningún otro festival ha alcanzado,
pero “nos faltan páginas y sobran los motivos”.
El tiempo que Sarah y Ernesto coincidieron en complicidad
deberá aprender a multiplicarse para dejar testimonio de los logros alcanzados
por este dúo. Es esta la marquesina de su vida, su mejor obra la familia. Hoy
celebramos la trascendencia del esposo, del hijo y del hermano; también del
padre, del abuelo y del implacable mentor, del director, colega y autor, del
amigo, del carnal, del viejo… hoy te celebramos querido desde cualquier butaca.
Lo conseguiste todo y tu mejor virtud fue no necesitar nada.
Se trataba solamente de regresar a casa y consentir a Sarah,
dialogar con Nancy, con Santiago, fundirte por ho4ras al abrazo de Eli y Johan;
era cuestión de recostarte y dedicar pensares a Soledad, tu madre, a tu
fraternidad con Arturo, Alberto, Carlos, Felipe, Mercedes, Leticia, Martha,
Rosario y Ana, a quienes desde niño moldeaste el ejemplo; era alcanzar todavía
el teléfono y redactar un breve mensaje a Chuy o a Javier, tus sinónimos, para
planear la diligencia del siguiente día; era cerrar los ojos descansando en la
idea que la maquinaria de tu cabeza podía reposar en decenas de talentos que
seguiremos tu ruta. Son tantísimos los nombres que sirvan estas líneas para en
voz de cada uno extenderte el más cálido de los abrazos. Ya está, vuelve a
casa.
Si. Ernesto Herrera Godínez nació en León. Guanajuato, un 20
de diciembre de 1964 para nunc más irse de este mundo. Fue un 12 de febrero del
2021, con 56 años cumplidos, cuando te convocaron para un nuevo llamado, hacia
otra escenografía con el deseo que la habitaras desde la plenitud como siempre
referías. Algunos dicen que fue el virus lo que te llevo, otros más que ya no
estarás por un tiempo, como convencidos que el final es inequívocamente propio
de lo que termina. Habrá que permitirles saber que tu vida y obra es mayúscula,
extensiva e inolvidable; habrá que dejar en claro que esto no es propiamente un
obituario ni una despedida… pues tu Ernesto, tú nunca serás una persona que
estuvo sólo de paso.
Hasta aquí este texto de Mateo Pazzi, poesía en prosa, a
quien envío mi reconocimiento y un saludo fraternal y como un respetuoso
homenaje para el gran Ernesto Herrera Godínez.
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