EL VIAJE SANTO. (JUEVES ANTERIOR AL
MIÉRCOLRES DE CENIZA).
Don Rafael Gallardo escribió un
folleto titulado: “Prácticas piadosas de la cuaresma y semana santa en la
ciudad de San Miguel de Allende” y publicadas en 1865.
Dice:
Con el fin de que mis
compatricios conserven un recuerdo de nuestra muy apreciada festividad de
Semana santa, escribo el presente cuadernito, que si bien carece de merito
literario, no de la verdad y exactitud e los hechos que refiere.
Comienzo desde luego por el Ejercicio
grande y piadoso de la Visita de iglesias, llamado comúnmente Matutino, que se verifica
el jueves antes del domingo de carnaval, lo practican los RRPP Filipenses, con
los hermanos del Oratorio Parvo y multitud de fieles como lo hacen en Roma en
el mismo día, los Padre de la Vallicella.
Siete son las iglesias que se
visitan, correspondiendo a las de la Ciudad Eterna por el orden siguiente:
Iglesia de Santo Domingo, a la Basílica de San Pedro; Tercera Orden de
Franciscanos, a la de S. Nereo; Iglesia parroquial, a la de San Sebastián; la Concepción,
a la de San Juan de Letrán; Iglesia de San Juan de dios, a Santa Cruz de Jerusalén;
Santa Ana a la iglesia de San Lorenzo, extramuros de Roma; y San Francisco a
Santa María la Mayor.
Sale este sagrado viaje de la
iglesia de Nuestra Señora de la Salud, que corresponde al Oratorio parvo de
roma, a las seis de la mañana y se da principio con el itinerario de los
clérigos In viam pacis concluido, luego el padre Prefecto exhorta a los fieles
a la práctica de esta santa institución, indicando las peticiones que en él se
deben hacer, que se reducen a pedir a Dios por las necesidades de la Santa
Iglesia, por Nuestro Santísimo Padre, Ilmo. Diocesano, Católico Gobierno y por
la Congregación del Oratorio, sus hijos uy padres.
En el tránsito de la primera
visita, se reza la corona de Santa Brígida por los hermanos difuntos del
Oratorio. En el de la segundo, el Himno Stábat Mater Dolorosa, y oración
Inter-veniat pro nobis. En el de la tercera, la corona del Señor, de treinta y
tres padrenuestros (camándula) una devota oración de Pasión el Himno Veni
Sancti Spiritus y oración propia y la Magníficat que se canta desde la Santa
Escuela a la Iglesia de la Parroquia. En el de la cuarta, se canto a coros el
Miserere, en el de la quinta, la letanía de los santos y sus oraciones. En el
de la sesta, el Miserere y de profundis por las almas de los difuntos
sepultados en el Camposanto que se entra a visitar, rezándose enseguida la
corona de Santa Brígida, por el primero que muera de los que van presentes,
concluyendo ésta, con la salve puesta en verso en unas devotas cuartetas, que
se cantan antes de llegar a la Iglesia de Santa Ana. En el de la séptima, una
canción espiritual que va puesta al fin, respondiendo el pueblo al
interrogatorio de cada estancia en tono menor: Vanidad de vanidad”, terminando
este santo ejercicio con la Letanía de la Santísima Virgen, que se canta desde
San Francisco hasta la Santa Casa de Loreto, que corresponde a la Iglesia de la
Vallicella, y el Te Deum que se canta en el presbiterio del Oratorio, que
corresponde a la iglesia nueva de los Felipenses de Roma.
En cada iglesia que se visita, se
considera uno de los pasos de la pasión y muerte de nuestro Redentor, y una de
sus sacratísimas efusiones de sangre, se reza una oración por el tormento que
se ha meditado, la estación mayor al Santísimo Sacramento, saludando enseguida
al Santo titular o patrono del templo con un padrenuestro y avemaría y su
oración propia, y al proponer al Padre el punto que se debe contemplar de una
estación a otra, pide a Dios, conceda a todos luna virtud opuesta a uno de los
siete vicios capitales y uno de los dones del Espíritu Santo.
Muchas son las indulgencias que
se gozan por hacer esta visita, todas las concedidas por los Sumos Pontífices
desde en vida del Santo Padre, hasta la época presente, con la muy grande
recomendación, de que los que la practican en este lugar ganan las mismas
gracias como si lo hicieron en Roma, por concesión de Nuestro Santísimo Padre
el Señor Clemente XIII en Bula de comunicación con privilegios del Oratorio de
San Miguel, con la Congregación romana, cuya bula agenció el R.P. Dr. D. Juan
Benito Diaz de Gamarra y ordenó la visita de iglesias, conforme lo pide el
Directorio de los padres de Roma, para que se hiciera en todo igual en su
Congregación.
San Miguel de Allende es un cofre
de tradiciones de medio milenio.
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