¿Usted cree en los milagros?
El 12 de diciembre de 1970 fue inaugurado el Santuario Hogar Guadalupano Mexiquito, aunque le faltaban muchos detalles. El 3 de febrero de 1972, Jueves de Excelsior publicó una nota, escrita por el cronista sanmiguelense Antonio Ruiz Valenzuela, que describía las tristes condiciones en que se encontraba Mexiquito después de la partida del padre Mojica.
Las personas que asistían al Santuario
Guadalupano levantado por el fraile franciscano extrañaban al sacerdote que lo
habían llevado al Perú el padre provincial para ser tratado de un problema de
salud que se le originó por una cortada en un dedo, el que se le tuvo que
amputar y más adelante se le gangrenó toda la pierna derecha la que le tuvo que
ser retirada.
Don David Labrada era el encargado de terminar
la construcción del edificio, pero el Comité que había dejado el padre no había
trabajado bien y había problemas porque se debía mucho dinero, sobre todo a don
José Castañeda quien les surtía los materiales de construcción de la obra. Don
David ocurrió a Celaya a solicitar ayuda, por consejo del padre Mojica, al
provincial en Celaya quien lo remitió con a Morelia y ninguno quiso aportar lo
necesario.
Cierto día, comenta don David, Rubén
Chávez, cobrador de don José Castañeda le dijo que lo llamaban del banco del
Centro. Asistió y lo esperaba ahí una señorita quien le dijo que era amiga del
padre Mojica y que ella se encargaría de liquidar todo. Se despidió de ella y
le dijo que fuera a visitarla y le dejó la dirección de la casa donde se
hospedaba. Días después fue a la dirección que le dio, salió una señora que le
dijo que ahí no vivía dicha señorita. La deuda estaba pagada. Por fin pudo
dormir tranquilo por la responsabilidad que tenía de aquella enorme deuda,
pero… una noche, sintió que fue visitado por la señorita misteriosa y que dejó
un aroma de flores. Dice: Comprendí que aquella señorita era la Señora Guadalupe,
que había venido del Cielo.
El padre no pudo ver terminada su obra, pero hoy es hoy el hogar de decenas de niños que ahí reciben el amor que merecen y que él debe estar satisfecho mirándolos sonreir. Aquel que renunció a los bienes materiales para dar y predicar el amor a los semejantes falleció el 20 de septiembre de 1974 en Lima, Perú. Fue enterrado en las criptas de las catacumbas del convento, lugar donde se encuentra hasta el día de hoy.
Fuente:
José Mojica, Dulce renunciación.
De Jesús Ibarra.
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