BIENVENIDO A SAN MIGUEL DE ALLENDE
BIENVENIDO.
Cuando llegas a San Miguel, estás pisando:
la
Chichimecatlalpan, la tierra chichimeca;
la tierra
sagrada, Teotlalpan;
la tierra de los
muertos, Mictlampa,
la tierra de la
Casa de los Dardos, Tlacochcalpan.
Has llegado a la antigua guachichila en guerra.
Caminantes de los cuatro rumbos del mundo, se han encontrado aquí desde tiempos ancestrales, desde tiempos prehispánicos esta ha sido tierra de viajeros, de migrantes, de peregrinos y de guerreros.
San Miguel de Allende se ubica en una tierra de frontera, tierra de intercambios, tierra de confluencia de pueblos, regiones, lenguas y culturas. Cuando llegaron los primeros españoles ya habían pasado centurias de historia mesoamericana en docenas de sitios arqueológicos.
Por siglos habitaron estas tierras grupos de tradición mesoamericana, contadores del tiempo y de los cielos, que rendían culto a los ancestros en peregrinaciones y procesiones a través del paisaje sagrado que conducía a sitios como Cañada de la Virgen, donde hoy, gracias al trabajo de muchos investigadores, se develan cinco siglos de historia arqueológica que van del siglo VI al siglo XI.
Cañada de la Virgen y docenas de sitios contemporáneos fueron abandonados en el siglo XI, tal vez una larga sequía hizo posible la vida de esas comunidades que probablemente habrán migrado al sur, a la región de Tula y al centro de México. Al mismo tiempo, ocuparon la cuenca del río Laja grupos de cazadores-recolectores, los famosos chichimecas: guamares, guaxabanes, guachichiles, jonaces y pames.
Los templos piramidales fueron ocultados por la naturaleza con el paso del tiempo, y cinco siglos después de su abandono, a la llegada de los primeros españoles, las antiguas pirámides eran montículos de tierra cubiertos de vegetación: los cúes o cuicillos.
Texto completo en: Estelas de un tiempo
Alberto Aveleyra
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