DON VIDAL FLORES VARELA
5 sept. nace Don Vidal Flores Varela.
Don Vidal Flores Varela fue comerciante de
telas, hotelero y, donde la mayoría de los que los recordamos, secretario de la
Escuela Secundaria Oficial. Nació el 5 de septiembre de 1890 y falleció el 20
de diciembre de 1974. Era el maestro sustituto de cualquier profesor que
faltara a sus clases las que eran atendidas por él inmediatamente.
Algunos saben que fue testigo del novio en
la boda de Pepe Ortiz cuando casó con Lupita Gallardo en el templo de San
Francisco pero pocos saben que su hermano J. Isabel es un santo católico. Aquí
algo de su biografía que nos hace comprender mejor la forma de vida que le
conocimos a Don Vidal.
Al padre José Isabel Flores Varela lo
degollaron en el cementerio municipal de Zapotlanejo, Jalisco, tras haber sido
cruelmente torturado durante su prisión. Tenía 61 años de edad y 31 como
sacerdote. Era un sacerdote que brilló por su pobreza y su mortificación
evangélicas. Solía repetir continuamente: “Antes morir que fallarle a
Dios".
José Isabel nació en San Juan Bautista del
Teúl (hoy Teúl de González Ortega), Zacatecas, el 20 de noviembre de 1866. Sus
padres fueron Vidal Flores y Sixta Varela. Inició sus estudios para sacerdote
en el Seminario de Guadalajara, donde ingresó el 14 de febrero de 1887. Fue
ordenado diácono el 25 de junio de 1896, y sacerdote el 26 de julio del mismo
año. Cantó su Primera Misa el 15 de agosto en el pueblo de Atemajac. En seguida
fue adscrito a la parroquia de Teocaltiche, con residencia en la Congregación de
Belén del Refugio, en donde permaneció hasta diciembre de 1899. En aquel mismo
mes fue asignado a la parroquia de Zapotlanejo, y en mayo de 1900 fue
trasladado a la capilla de Matatlán, en la misma parroquia, donde permaneció
hasta su martirio.
Todos estos nombres aquí barajados forman
un rosario heroico de poblaciones probadas por la persecución y por las
desolaciones que las reconcentraciones del gobierno provocaron en la década de
los años veinte del siglo XX, especialmente durante la Cristiada. Durante 27
años estuvo al frente de la comunidad parroquial de Matatlán. Hombre de
oración, el padre José Isabel se donó totalmente a su pueblo, especialmente a
los más pobres y a los enfermos, a los que visitaba con frecuencia,
especialmente durante la persecución.
En estos lugares donde el padre Flores
ejercitaba su ministerio sacerdotal, era frecuente que amanecieran hombres y
jóvenes –muchos de ellos cristeros- ajusticiados, colgados de árboles o postes.
Los sacerdotes eran especialmente perseguidos y por ello se vieron obligados,
al cerrar el culto público, a celebrar la Eucaristía y a administrar los
sacramentos en casas particulares, y muchas veces a huir o esconderse. En
cuanto era denunciado un sacerdote, venía su detención y su ejecución
inmediata. Los sacerdotes sufrieron esas pruebas con una actitud heroica,
esforzándose cada vez más por vivir las virtudes cristianas y la oración
confiada, con lo que lograron sostener la fe del pueblo. Así fue el caso del
Padre Flores.
Fue traicionado, movido por mezquina
recompensa, por un exseminarista llamado Nemesio Bermejo, "hombre de mal
carácter y peor corazón", como lo definen los testigos del Proceso de
beatificación. Lo delató ante José Rosario Orozco, presidente municipal de
Zapotlanejo y cacique de esa región, quien había sido Mayor del ejército
carrancista y que odiaba con ardor y saña a la Iglesia y a los sacerdotes.
También aquí encontramos un buen
“Cirineo”, dispuesto a morir por ayudar al sacerdote: el día anterior a su
muerte, el soldado que le custodiaba le bajó de tal tormento. Fue amenazado por
el oficial de que le colgarían a él, a lo que el soldado respondió que estaba
dispuesto a ello, “no le hace”, le contestó a la manera mexicana. Unas mujeres
lograron llegar hasta el mártir que se hallaba sucio pues hacía días que,
colgado. Como en la Pasión del Señor, ante el llanto de las buenas mujeres, el
sacerdote les animó: "De mí no tengan lástima sino de los soldados".
Lo sacaron hacia la una de la madrugada
del día 21 de junio de 1927. Tres o cuatro soldados enviados por Orozco lo
llevaron al panteón de Zapotlanejo para ahorcarlo. El sacerdote, antes de
morir, dijo que les perdonaba a todos y repartió sus pertenencias entre sus
verdugos: “a uno le dio la leontina del reloj, a otro el reloj y a otro un
Cristo”.
Lo querían ahorcar ahogándole lentamente. Por ello le pusieron la soga al cuello y comenzaron a martirizarlo subiéndolo y bajándolo. Pero los soldados no lograban ahorcarlo. Después de tres o cuatro intentos, viendo que al padre no le pasaba nada, lo quisieron también matar a balazos, pero las armas no dispararon. Uno de los soldados que estaban allí, el que había sido señalado para matarlo, dijo: "Yo no meto las manos; el padre es mi padrino; él me dio el bautismo”. El jefe, muy indignado, dijo: "Te matarnos también a ti"; él respondió: "Pues no le hace, yo muero junto con mi padrino". Lo mataron de un balazo. Finalmente uno de los soldados degolló al Padre con un machete. Fue sepultado en el cementerio del lugar. Fue beatificado en Roma el 22 de noviembre de 1922 por S.S. Juan Pablo II, y el mismo Pontífice lo canonizó el 21 de mayo durante el Jubileo del año 2000.
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