HERMANOS AGUASCALIENTES
Hace ya muchos años, a finales del siglo XIX en la Comunidad
de la Cieneguita Don José María Aguascalientes formó una banda de música, que
heredó a su hijo Rosalío, quien a su tiempo dejó en manos de don Gregorio papa
de don Anselmo Aguascalientes y hoy dirigen sus hijos Rafael y Enrique. Sí toda
una tradición. Muchas generaciones de buenos músicos. Se cambió de la
Cieneguita don Anselmo y aquí encontró la generosa mano de don Benjamín
Vidargas que, aunque ya octogenario, dio clases gratis a cuanto chiquillo le
llevaran a su casa que estaba en la calle de Órganos, casi llegando a Hernández
Macías. Hombre disciplinado los quería tener todo el tiempo estudiando. Fue
aquel tiempo en el que a la escuela primaria de 9 a 12 y de 3 a 5, tenían que
estar los alumnos a las 12.15 y 15.15. ¿Qué pasaba cuando nuestros amigos
Daniel y José Luis se entretenían un poco? Pues don Benjamín mandaba a su casa
a la Sra. Pacita a que preguntara la razón o los llevara a clase. Así, con esa “dulzura”
dieron sus primeros pasos en el cuaderno pautado del solfeo los Godínez, los
Hernández, los Mota, los Aguascalientes, etc.
Cuenta Daniel que un día salieron del teatro Ángela Peralta
y había tocado el señor Brooks que, aunque fue muy conocido como gran pintor
que era, también tenía la afición del violín. En su casa les daba clases
particulares. Molesta por el aspecto que llevaban los alumnos la señora “Reva”
le pidió a don Anselmo que para recibir la clase fueran limpios, lo que no era
posible pues en su casa, desde entonces en el Callejón de los Muertos, no
tenían agua. Dispuso entonces ella un espacio en su casa para que antes de la
clase se bañaran. Con sus amigos les conseguía instrumentos y les enseñó
también algunos secretos del pequeño instrumento. Viendo que tenían cualidades
se les abrió la posibilidad de ingresar al Centro Cultural “El Nigromante”.
Ahí recibieron clases del maestro Daniel Figueroa,
violinista de la Sinfónica de la UG a quien ellos reconocen que recibieron
todos los secretos del instrumento. Humilde como todos los grandes, el maestro Figueroa
les reprochó que en un concierto declarara José Luis lo anterior diciéndoles:
“yo no les di nada especial; mi obligación como su maestro era hacerlo y ese
era mi trabajo, pero ustedes tenían el interés en aprender y llegaron a donde
están.
Yo los recuerdo como compañeros en la escuela “Hermanos
Aldama” ya que el director, el Profr. Víctor Manuel Anguiano dedicaba las
últimas horas del viernes para que en el auditorio de la escuela hubiera el
“Viernes Social” en donde había una demostración de habilidades artísticas de
los alumnos. Ahí debutaron los “Pulgas Boys” y muchos otros que, en su mayoría,
tomaron otros derroteros profesionales. El barrio de San Juan de Dios siempre
ha sido muy fiestero y don Anselmo recuerda que eran contratadas dos bandas,
pero había siempre una cierta rivalidad y, a pesar de haber terminado el tiempo
pagado, por su cuenta seguían un poco más y como los otros hicieran lo mismo se
pasaban algunas noches tocando alternadamente. Ya en la madrugada veían llegar
a don Tránsito con una enorme olla de canela y pan que sentían como su trofeo
por el extra que le ponían a su fiesta.
Por su parte Daniel recuerda que cuando su papá tenía algún
contrato, muchas ocasiones en alguna comunidad, Palo Colorado, por ejemplo, el
trabajo era llevar su instrumento y su cobija pues los contratos eran por un día
y medio. Así que… a caminar con sus arreos; y el sueldo entonces era de veinte
pesos. En esas circunstancias llegó una oportunidad, por ser un alumno muy
aventajado el maestro Figueroa le consiguió una beca para integrarse en la
Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, ésta consistía en la
cantidad de $ 700.00 (que significarían unos $ 7,000.00 de hoy). El lugar y
sueldo que tienen los integrantes de una institución musical está relacionada
con la calidad y, por ser el más reciente en algunos conciertos le tocaba
detrás del telón. Eso no era importante. Lo importante era estar ahí, ser parte
de una Orquesta de ese nivel y aprender lo más que se pudiera.
¿Todo fue fácil, entonces? De ninguna manera desde su
llegada a la orquesta recibió el manifiesto rechazo de, Carolina X, una
compañera, quien se encargó de llenarle la cara de sus fallas sin reparar que
era sólo un niño de 14 años. Tanto fue el ataque sistemático que un buen día decidió
ponerle fin y dio las gracias. Al enterarse el director, el Lic. Jesús
Rodríguez Frausto, le preguntó la razón y al conocerlas le dijo: No le hagas
caso, sólo sigue las instrucciones de tu maestro. Tú vas muy bien, no le hagas
caso. Es más, me dicen que tienes un hermano que también toca el violín, dile
que se venga y él también recibirá una beca similar.
Por supuesto su respuesta fue ponerle más atención a su aprendizaje
y mejorar su desempeño. Cada año y medio, los directores de las orquestas hacen
una audición para que puedan modificar su lugar y su ingreso. El daño causado
por tanto bulling les hizo mella y ellos no se anotaban para evaluarse. Hasta
que, otra vez, la calidad se impuso y un buen día, sin examen de por medio,
pero con el fino oído que tienen quienes dirigen estas instituciones les dijo:
Daniel y José Luis pásense adelante y los espero en la oficina. Esto último
significaba que recibirían una cantidad superior a la que tenían asignada. De
igual forma siguieron avanzando y cuando en 1975 se retiraron de la orquesta
para integrarse con Juan Torres, había llegado a la cúspide pues eran el
Concertino y su repetidor como Jefe de la Sección de Violines.
Con Juan Torres estuvieron dos años y medio (75, 76 y parte
del 76). Era la hora de probar sus alas. Formaron un grupo y empezaron a probar
fortuna en la ciudad y se presentaron en el hotel Taboada que en ese tiempo estaba
regenteado por don Rodolfo Jurado y los domingos amenizaban el buffet, igual
oportunidad recibieron en el Tiovivo que estuvo en la calle de Canal y que
tenía doña Gloria Sautto de Fenton. Otro lugar fue el Hotel Misión de los Ángeles,
en esa oportunidad los escuchó un empresario de la ciudad de México quien los
contrató para que tocaran en la inauguración de, en ese tiempo, uno de los
mejores lugares de la capital: “Broadway” en el corazón de la Plaza Satélite.
En esa inauguración estuvieron: Raphael y Héctor Meneses en la parte artística
y en la comedia: Beto el Boticario y Leonorilda Ochoa. Un éxito.
“De gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben, y uno de
los pecados que más a Dios ofende es la ingratitud” dice Cervantes en el
Quijote así, ante tanta acogida, que regresaron a su tierra y presentaron su
ofrenda al Santo Patrono en el kiosco del jardín principal, inaugurando, sin
saber el primero de 40 conciertos anuales desde entonces, era 1977.
Pasaron después a un lugar igualmente famoso: el Bar
“Jardín” del Hotel “El Presidente”, en la Zona Rosa, durante mucho tiempo
estuvieron ahí; entre mucha gente dl medio conocieron a Jorge Manuel Hernández,
un ícono de la locución quien los presentó a Saldaña y estuvieron pronto, en
1978, en la televisión mexicana, en aquel programa de Sábados con Saldaña, en
aquel espacio de “Nostalgia”. Jorge Manuel fue uno de los pioneros en los
programas nocturnos de la radio y maestro de Ricardo Rocha y Luis Carbajo
Dergal, entre otros. Uno de los programas que tuvo a su cargo en la W fue
“Piano Bar” que tal vez algunos recuerde. En este mismo año grabaron su primer
disco, nada sencillo entonces, y menos con uno de los mejores directores
musicales de México, el sanmiguelense: José Antonio Zavala Rocha
Por cierto, Saldaña les sugirió que el nombre del grupo:
Hermanos Aguascalientes no tenía ninguna relación con lo que eran como producto
y ellos le dijeron ¿Qué nos sugiere? Él contestó, me parece que “Quinta Cuerda”
sería más adecuado al tipo de música que interpretan y son cinco, pero, al
entrevistarlos durante su presentación mencionaron que eran hermanos, que
Aguascalientes era su apellido y eran nativos de San Miguel de Allende. La gran
cantidad de llamados para los Aguascalientes o el grupo de San Miguel de
Allende convenció a Saldaña que no era tan malo el nombre del grupo y en los siguientes
programas que los invitó los presentó como los Hermanos Aguascalientes. Al terminar el programa el remate era en un
lugar que se llamaba también “Nostalgia”, ahí se relacionaron con: Amparito
Ochoa, Óscar Chávez, Humberto Cravioto, etc.
Se me acaba la tinta y hay muchas otras cosas que platicar
del exitoso periplo de estos sanmiguelenses por el mundo a donde han llevado su
calidad y versatilidad, que han dejado muestras en discos, videos y programas
radiofónicos, televisivos y en presentaciones personales, pero creo que con lo
anterior estoy rindiendo un homenaje a una familia musical de San Miguel que ha
sido bendecida por el Arcángel guardián de nuestra ciudad. Quien nuevamente
recibirá el homenaje de sus hijos el próximo 28 de este mes. Un agradecimiento
muy especial pues cuatro décadas no se cumplen todos los días. Primero por la calidad
de los participantes, luego por la atinada selección de las obras que lo
conforman y el remate será, seguramente, inolvidable.
-La Tuna de Oro de Guanajuato
-Mariachi Monumental Guanajuatense
-Ballet de la Universidad de Guanajuato
-Algunos otros Invitados Especiales
"Gira 40 años de música"
y… usted ¿se lo perderá?
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