EL CAÑON.
Hace tiempo en uno de los programas de Deporteimpactos de la
XESQ Radio San Miguel, el Capi Correa decía que la liga Municipal de futbol
tenía cada domingo 71 partidos, la Liga Ignacio Allende 27 y la Femenil 6, lo
que daría una suma de 104 partidos y entonces serían 208, equipos que, calculados
a 15 elementos cada uno daría un gran total de 3,120 participantes, esto sólo
el domingo pues el día anterior, el sábado los veteranos (25) y los infantiles
(25) que darían 750 deportistas más. El dato no es nuevo por lo que hoy debe de
ser mayor.
Lo que quiero destacar esta vez es las condiciones en que el
deporte sanmiguelense estuvo en mejores condiciones. Hoy hay un estadio, muchos
campos, pero no encuentro referencias de jugadores de mayor calidad. Hace
varios años, en una plática tenida con Raúl Chávez Espino me comentaba su
experiencia como jugador de este deporte de tanta afición en nuestro país.
Quiero pensar que muchos conocemos a los Chávez Espino, hijos de don Nacho
quien, casado con doña Consuelo vivían en la calle de Reloj, casi frente al
Hospital Civil. Él se casó con doña María Otilia Arteaga Cruz del tradicional
barrio del Tecolote con quien procreó a: Raúl, Mario, Alejandro y Sara.
Raúl, conocido como el “Cañón” se inició con un equipo juvenil
de la Aurora que se pusieron “Los Rojos de Allende” en aquellos tiempos donde
se jugaban la camiseta en cada partido y más en este barrio bravo de la fábrica,
después militó en el “Corona” que patrocinaba don Rodolfo Pérez. También jugó
en el Santo Domingo que después ganó en la zona regional antes de incorporarse
a la Zona Centro donde se puso “San Miguel” que apoyaran el señor cura José
Mercadillo y el Señor Fortunato Maycotte y el equipo de la “Aurora”, que ya
militaba con éxito en la Zona Centro y era apoyada por don Paco Garay.
La mayor parte de su paso por esos equipos dice el “Cañón”,
estuvo en la reserva. El desarrollo deportivo lo tuvo cuando el San Miguel lo
canjeó por Cuco Yáñez del equipo Aurora”. Éste equipo se medía entonces invitando
al equipo el “Ángel” del D.F. (hoy Ciudad de Mex). Aquí en la ciudad no había
muchos espacios adecuados para practicar el deporte fuera del Campo Marte y el
Aurora (en la fábrica se jugaba Beis bol en donde hoy está el Seguro Social y
el futbol donde ahora se levantas las casas junto a la carretera. La mayoría de
los integrantes del Aurora eran hijos de los fabriqueños: el “Pinole; el Cala”
y su hermano; el “Bucho”, el “Abogado”, los “Rorros”, etc.
El futbol de entonces tenía: Grupos “Oriente” y “Poniente” y
Zona “Centro”. Era dirigida por don Florencio Quiroz de León, Gto. Se integraba
con equipos de: Dolores Hidalgo, San Luis de la Paz, Comonfort, Escobedo,
Soria, Celaya, Valle de Santiago, Salamanca, Acámbaro, La Piedad, Pátzcuaro,
Mich, Lagos de Moreno, Jal. Hércules, Qro., San Luis Potosí, etc. Aquel
conjunto de equipos generaba mucha calidad. Raúl comenta que el nivel era mayor
que la hoy primera “A”; destacaban los hermanos Loza, de León; los hermanos
Ruiz, de Valle de Santiago; de Pátzcuaro recuerda al “Manco” Villalón y su
hermano y varios más. De esta ciudad muchos no olvidan particularmente, la gran
calidad de Jorge Barajas, el “Cadete”, fino defensa central, efectivo ante el
atacante, preciso, buen cabeceador, exacto en los tiros de castigo; su hermano
Lorenzo jugaba como centro delantero “era
un “búfalo” en la cancha”. Otros destacados eran: Juan Molina, el “Chirina”
y otros. ¡Cual era el secreto de esa calidad? La respuesta es clara, sencilla,
contundente: preparación y disciplina.
Las condiciones de entonces no eran las facilidades que hoy
se tienen. Se entrenaba dos veces por semana. No siempre los campos eran
empastados pues algunos eran sólo de tierra. Celaya tenía estadio, en Querétaro
se jugaba en el estadio municipal, había el Plan de San Luis; en Acámbaro había,
como aquí, dos equipos) el Acámbaro jugaba en cancha de tierra y el Sección Uno
en empastado; en Morelia en el antiguo Morelos; en Irapuato, en el
“Revolución”; en Valle de Santiago había uno empastado y otro de tierra. Todos
los partidos eran a las 4.00 pm, así que para jugar en Pátzcuaro se iban
después de la misa de 4.00 am y regresaban hasta la noche. La preparación era
fundamental porque no había cambios eran 11 vs 11. Como en León participaba
también en la otra zona tenía jugadores registrados allá y acá (y era legal)
por lo que podían fusionarlos. En los partidos de Copa participaban las
reservas del León así que se medían casicon equipos de primera división. En
esos partidos Carbajal jugaba no jugaba de portero porque estaba registrado el
“Sastre” Trujillo.
Pese a esas prácticas
legales y el “normal” favoritismo de los árbitros para los equipos de las
ciudades grandes, en 1959 el San Miguel fue Campeón de Liga del Grupo Oriente
en el estadio “Enrique Fernandez Martínez” de León y el 5 de abril, frente al
San Francisco se coronó como “Campeón de Campeones” en la ciudad fueron
agasajados a lo grande con un desfile deportivo donde participaron los equipos
locales: Agfa, San Juan de Dios, San Francisco, Deportivo Insurgente, San
Rafael, Santo Domingo, ACJM, Galvanes, Deportivo GAU, Danubio, Halcones,
Leones, Aguilillas, Marte, Guadiana y Pumas. Hubo un partido amistoso entre el
San Miguel y la Selección Leonesa con resultado de 4-4. El Presidente Municipal
Lic. Leobino Zavala Vallejo entregó 40 diplomas entre otros a: Filadelfo
Arellano, Juan Cervantes, Jorge Barajas, Jesús Chávez, Juan Molina, Pascual
González, Bobadilla, Javier Torres, Ramón García, etc.
Varios de aquellos buenos elementos se probaron en equipos
profesionales: Santiago Cacho, Juan José Rodríguez, los Cadetes, etc. Reitero
las bases de los resultados de entonces: los campos de los que se disponía
entonces eran: el “Aurora”, el Cardo, el Guadiana y el Marte. Por esta razón
estos jugadores de aquella cantera ven grandes diferencias entre su
y esta
época: los niños son entrenados por personas que los ejercitan en condición física,
pero cero en técnica. Dicen: deben
aprender a conocer el balón, cómo darle efecto; con el empeine: fuera, arriba,
afuera. Repitiendo cuantas veces sea necesario para que no sean chiripazos sino
total dominio de balón. Hoy vemos con tristeza a muchos “futbolistas” que empiezan y terminan
sin “conocer” el balón.
A la muerte de don Florencio la calidad de la Zona Centro
empezó a decaer pero en la ciudad David Vega le dio nuevo aire con el Televega
que llegó a ganar un campeonato en la nueva época. El “Cañón dice se tiene que
aprender a jugar sin balón, a ojos cerrados y lo explica: entenderse con el compañero de tal suerte que sin hablarnos al tomar
el balón el compañero sabe dónde se lo va a “poner”. Él recuerda con
alegría los partidos en donde fueron binomios precisos, Camerino Quintanar y
él. Camerino jugaba por el lado izquierdo ya fuera interior o exterior. La
denominación viene porque en aquel tiempo se jugaba con tres defensas, dos
medios y cinco delanteros de los que los dos eran interiores y los demás
exteriores. Raúl jugaba de medio pues, a pesar de su físico nada impresionante,
tenía el “olfato” necesario para armar jugadas y distribuir las jugadas.
Recuerda que el sobrenombre se lo puso uno de sus mejores
amigos: Juan Cervantes, el “Burra” quien por su peso (50-53 kgrs.) le hacía
burla diciéndole: “Cañoncito” poco a poco se le fue quedando, pero quedó en
“Cañón” (hoy mismo doña Mary, su esposa, se dirige a él como “Cañón”). Cuenta
que en un partido contra Celaya le tocó tirar una falta contra los cajeteros y
su portero de quien sólo recuerda que le decían el “Loco”, al ver quién lo iba
a tirar, no aceptó que hubiera un compañero que le cubriera uno de los flancos.
Acicateado por ello intentó hacer su mejor esfuerzo y logró no sólo un tiro
sólido sino bien colocado lo que le mereció que el mismo portero viniera a
felicitarlo diciéndole: “…creí que ni
siquiera la ibas a llegar”.
El “Cañón” recuerda muchos momentos agradables y consejos de
buenos entrenadores que conoció, como el “tico” Rivas: “analicen a sus rivales, detecten pronto y a tiempo al “peligroso”; “tú,
extremo (delantero) pégate a la línea de meta y tira al área, al punto de
penal, haya o no compañeros”; “resuéllenles en la nuca”; etc. recuerda que
entonces todo era por gusto, por deporte. No se cobraba, había un bote en la
orilla del campo para recibir la cooperación, pero algunos se metían por el
arroyo. No se podía ver fácilmente un partido de futbol. Nosotros íbamos a ver
partidos de futbol al curato en una salita que parecía una sala de cine.
Varios de aquellos jugadores después pusieron su experiencia
al servicio de las siguientes generaciones, por ejemplo: Antonio González, el
“Viejo” tenía a su equipo San Rafael y a las 4.00 de la mañana ya los traía
corriendo en el campo “Marte”. Don Fortunato, era una gran persona, pero sabía
y era inflexible en los entrenamientos. Dice Raúl: “La vida me dio muchas satisfacciones, pero sobre todo haber tenido a
grandes compañeros con los que compartí la misma pasión, el futbol. El deporte el aprender a obedecer a quien
manda: el entrenador; él tiene no sólo la responsabilidad sino la visión
general, él prepara las estrategias que se ponen en acción en la cancha; el
respeto y la disciplina es algo que se aprende y que son fundamentales en la vida”.
Léalo también en:
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