NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD
El 6 de enero de 1764 el señor cura Don Juan Manuel de Villegas bendijo el actual templo de Nuestra Señora de la Salud.
EL 8 DE ABRIL DE 1717 SE COLOCÓ LA PRIMERA PIEDRA DE la
´primera CAPILLA POR EL VISITADOR DEL OBISPADO d. Mateo Espinosa e Hijar y se
bendijo en 1723 por el R.P. Prepósito D. Maciel Betancourt, C:O: gracias a los
trabajos del P. D. Juan de Dios Arcila.
A partir de ese momento se convierte en el Oratorio Parvo,
cuyos miembros dan origen al rezo cantado del rosario que mensualmente el día
19 recorre las calles de la villa.
En 1734, el P. D. Luis Felipe Neri de Alfaro, recién
ordenado sacerdote es nombrado Prefecto del Oratorio Parvo y movido por su piedad
y entusiasmo, viendo la pobreza e incomodidad de la capilla que era estrecha y
techada de viguería y tejamanil, solicitó al Arq. D. Miguel Custodio Durán,
quien se hacía cargo de la construcción de la Santa Casa, que se hiciera cargo
de los planos de una nueva capilla.
Por esta razón la fachada hornacina filipense tiene una
clara hermandad, nos dice don José Cornelio López Espinosa, con la torre de la
Santa Casa de Loreto en lo concerniente al diseño de los cinco nichos de sus estatuas,
cerramiento en forma de concha y cartelas superiores similares a los cuatro
nichos de la torre lauretana.
El costo de la capilla fue de 9,025 pesos reunidos por
limosnas 3,076, por bienhechores acaudalados, 3,398 y por aportaciones
personales del padre Alfaro 1,226 lo que dio, al término y dedicación de la
obra el 5 de octubre de 1737, un adeudo de 1,325 pesos.
En ese año de 1737 el padre Alfaro se hizo cargo de la Santa
Casa de Loreto, como primer capellán quedando concluido el retablo del altar
mayor de la Salud, el lateral oriente dedicado a Jesús el Buen Pastor y faltando
los demás altares del cuerpo de la iglesia.
La portada es de un Churriguera incipiente pues esboza
estípites tallados, nos dice Miguelito Malo y expira en amplia concha, común en
nuestra ciudad, donde corona hornacinas, nichos, fuentes y pilas de abluciones.
Sin embargo, dicho motivo arquitectónico no se popularizo en América. La
existencia, aquí de inmensos mantos de cantera tallable explican trabajos de
esta especie. En sus hornacinas hay los siguientes santos: arriba, la
Inmaculada Concepción, San Joaquín y Santa Ana; abajo, el Sagrado Corazón y San
Juan Evangelista.
Escuadran la puerta de madera cuarteronada laboriosos
herrajes.
La torre, no concluida, es de un solo cuerpo tiene la
campana más antigua de la ciudad, fechada en 1735, la linternilla semeja una
tuna y finaliza la cúpula de vidriada cerámica azul y amarilla.
Los altares de cantera de Tlaxcalilla y estilo neoclásico
desplazaron a los áureos retablos. El templo, dependía del Colegio de San Francisco
de Sales. En la iglesia, severos sinodales recibían los exámenes y la junta de
maestros otorgaba títulos doctorales.
Dentro de las obras pictóricas está un Cristo crucificado y
una Virgen de Guadalupe de Antonio de Torres, un Cristo de Tomás Javier de
Peralta. Un San Javier de >Miguel Cabrera, la Virgen de la Salud de Juan
Baltazar Gómez, entre otras bellas pinturas como San Ildefonso; un Cristo de
bulto de palmaria gubia indígena. Es destacable también una pila de agua
bendita de cantera y una fina mesa de madera.
Admirar el templo de Nuestra Señora de la Salud, joya de los
la Congregación Oratoriana, es un buen pretexto que justificar la visita a San
Miguel de Allende.
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