LA FERIA DE LAS FLORES
En San Miguel de Allende hay una antiquísima costumbre, una
pasión por las flores en residencias más ostentosas como en las casas más
humildes encuentra usted jardines y macetas; nos dice Samuel Rangel, el dos de
febrero es un día dedicado a la venta de semillas, plantas, flores y macetas;
famosa fiesta de jardinería de gran arraigo en esta ciudad, como en muchas
otras que tienen estas bonitas tradiciones de nuestro terruño.
Desde tiempos inmemoriales, el mes de febrero, víspera de la
primavera y en cuarto creciente, ha sido considerada época propicia para la
siembra de plantas y semillas. Gaby Zepeda, en su libro sobre Cañada de la
Virgen nos comenta que ese complejo prehispánico está orientado
astronómicamente y varias de sus construcciones revelan esos momentos que los
habitantes de aquel tiempo sabían sobre el momento de realizar esas actividades
agrícolas.
El poeta tabasqueño Carlos Pellicer decía: el pueblo mexicano
tiene dos aficiones: el gusto por la muerte y el amor a las flores. Y
recordamos el viejo refrán que dice: “para gusto se inventaron los colores y
para jardines las flores”. Que no te entristezca ver espinas en las rosas, sino
alégrate porque en las espinas hay rosas.
Como información para las nuevas generaciones sanmiguelenses les
compartimos que esta venta anual de plantas y semillas se hacía en un solo día,
en la calle medianera entre el jardín y el portal de abajo hasta la casa de los
Allende; luego se extendió a la explanada del jardín.
Desde 1989 es instalada en el parque Benito Juárez, como
permanencia de más de una semana, donde la gente se da gusto comprando. Con
floricultores y viveristas venidos del estado de México, Morelos, Tlaxcala,
Puebla, Querétaro y otros; como Cirilo Villafuerte, fabricante de macetas de
barro vidriado de Zitácuaro, Mich.
Muchos días antes, los “marchantes” doña Petra, doña Lupe,
doña Chona, don Andrés y más personas originarias y vecinas de esta ciudad, que
días antes habían vendido también el musgo, el heno, el pino y las figuritas de
barro para el nacimiento, ahora se preparan para esta gran venta; como los
laboriosos huerteros de antaño que dieron origen al tradicional baile de los
Hortelanos y el Torito y que derivó en la formación de los famosos Locos.
Ese día, dos de la candelaria, la mañana comenzaba con la
exhibición y venta de frondosos helechos, claveles, rosales, violetas,
hortensias, jazmines, hiedras, madreselvas, heliotropos, azaleas, begonias,
tulipanes, jacintos, narciso y otros.
Todo se volvía poesía, con aire ya casi cuaresmal en donde se
podía encontrar semillas de calabaza de castilla, de flor de teja, de girasol,
de palmiras; muchas de las cuales en extinción o reemplazadas por otras de
origen tropical. Y bajo esa calidad mañana se vendían los árboles frutales:
naranjos, limas, limón real y muchas más; también eucaliptos, fresnos, cedros y
pinos; camotes o tubérculos de brisas, dalias, nardos, azucenas orquídeas o
lirios.
Una infinidad de plantas de ornato, propias de este clima y
región, que se cultivaban lozanas y fecundas, sin necesidad de fertilizantes.
También plantas medicinales; hierbabuena, ruda, albahaca, manzanilla, tila y
más. Un espectáculo en verdad increíble que se presencia ante nuestros ojos.
Una gran cantidad de flores de las más variadas formas y colores, formaban un
verdadero tapete o alfombra multicolor a todo lo largo y ancho de la explanada.
Manchones de alelíes y tulipanes enmarcados por las guías de
Bugambilias. Flores conocidas y desconocidas para nosotros, en una atmosfera
transparente impregnada de aroma por las incontables flores; donde sobresalían
las frondosas nochebuenas, las Bugambilias, camelinas, dalias, y muchísimas
más. Colores encendidos por el sol que brillaba en todo su esplendor, dando una
apariencia de jardín encantado.
Espacioso jardín artificial que presentaba un aspecto
fantástico al viejo San Miguel era una fiesta de color, de frescura y de vida
luminosa, con aire ya casi cuaresmeño. La frescura que despedían los racimos de
flores y follaje en cascadas, creaban un ambiente delicioso, sedante y
placentero; un verdadero deleite en agradable atmosfera de selva en el corazón
de la ciudad, a los pies de la parroquia eternizada su belleza.
Así fue durante muchos años hasta que, en la administración
de Manuel Zavala Ramírez, tomó la decisión de terminar con el problema vial que
se presentaba porque alrededor del jardín y las calles aledañas se llenaba de
vehículos de los compradores.
Como siempre hubo muchas protestas que rechazaban esta
medida. Pasado el temporal se vio el beneficio que esto traía: la venta podía
quedarse por más días, el tráfico en el centro no se interrumpía, el parque no
estaba tan lejos y el marco era esplendoroso. Finalmente se reconoció como muy
buena decisión.
Caminando se puede estar en el parque, en esta semana
convertido en jardín botánico, entramos por la puerta que queda al norte frente
a la antigua calle del hospital, luego llamada Emilio Carranza y actualmente
Hermanos Aldama.
En las antes huertas frutales y de hortalizas, es hoy el
parque Benito Juárez, ubica en la zona más privilegiada de la ciudad. Lugar
favorito por el clásico paseo y diversión al aire libre; construido por el jefe
político Dr. Ignacio Hernández Macías e inaugurado el 16 de septiembre de 1904
con el nombre del gobernador Joaquín Obregón González y cambiado el 18 de julio
de 1916 al nombre de Benito Juárez siendo gobernador del estado el doctor José
Siurob y jefe político de san miguel su hermano Emiliano. Antes en 1913 don
Antonio Abarca lo había remodelado.
Ocupa la manzana # 58, cuartel V, con una superficie de 3 h,
41 a… según el plano de construcción del señor Gabriel Aguirre Torres. Dividido
este parque por el arroyo de la Regadera. Tiene seis puertas de acceso, teres
puentes de mampostería, dos de ellos en estilo afrancesado, cuatro glorietas,
tres de ellas con fuentes circulares de poca altura que permiten ver el espejo
del agua; un hermoso quiosco francés y un teatro al aire libre, ambos ya
desaparecidos.
Este parque por situación topográfica de aspecto de bosque
tropical, con ambiente apacible, arboles de ahuehuetes, eucaliptos, álamos,
nogales y otros que dejan caer sus hojas sin ninguna prisa cuando el otoño
avanza, forman una galería refrescante.
Puede considerarse este parque como uno de los más hermosos
de la república mexicana. Para don Roberto Lambarri sería, guardadas las
distancias, comparables con el Cantador y el Paseo de la presa de la Olla en
Guanajuato, el de San Francisco de Puebla y el de Agua Azul de Guadalajara,
entre otros.
Hoy en día cuenta con una doble cancha de básquet, sanitarios
públicos, alumbrado eléctrico, una pequeña sección jardinada y atendida por la
colonia americana, juegos infantiles en donde los niños se divierten al vaivén
de los columpios y subibajas.
El canto de algunos pájaros alegra el ambiente de este parque
de recreo, en donde hay siempre parejas de enamorados, personas de edad madura
y muchos deportistas. Parque con callejuelas bordadas de setos vivos, de
truenos y cedros; bancas y gradas.
Tristemente podemos decir que ya el parque vivió sus mejores
años pues la abundancia de agua era la base de su vida. Todavía en los años
cuarenta, don Felipe Cossío del Pomar escribió de él, lo siguiente:
“…la visita que hice a San Miguel de Allende caló muy hondo
en mis sentimientos, me sentía atraído por sus paisajes luminosos, las calles,
los jardines y sobre todo por el parque llamado Benito Juárez… su trazado
siguiendo la arquitectura de los jardines españoles dignos de inspirar imágenes
de pastoras y violas de amor. En el parque pasé muchas horas apreciando el olor
de la tierra buena y el murmullo de sus arroyos…”
Para justipreciar esta opinión de un viajero conocedor
tenemos que considerar, repito, que había en San Miguel agua abundante y que la
cantidad de habitantes era de: 9030 en 1940 y ahora, el censo de 2020 resultó
que en la zona urbana somos 72,452 nada más 700% más y no contamos a la
población flotante.
Creo que el remedio está en el uso racional del agua, de
parte de todos. Recientemente estuve visitando el rancho de La Minita aquí en
Los Rodríguez y las 2,400 h son regadas por goteo, los pinos de la entrada
fueron plantados por don Roberto hace 5 años y hoy tienen 5 metros de altura.
Todo un tema. El sistema de riego por goteo fue importado de Israel, tierra
árida y adecuado a la zona de San Miguel. Pronto subiré al Face fotos y videos
de ese lugar que demuestra el uso adecuado del vital líquido.
Don Cornelio, en sus Estampas Sanmiguelenses III, de 2006,
dice que los jardines y parques reflejan el estado de salud de una ciudad. Hay
ciudades y parque enfermos, como también los hay vigorosos y muertos, porque
ellos a semejanza de los humanos que las habitan y protegen están sujetos al
devenir del tiempo y por lo mismo, enferman y mueren.
Enfermedad y muerte que puede ser causadas por vía natural;
vejez, falta de alimento o contagios del exterior, pero lo más frecuente no es
la muerte por ancianidad y agotamiento natural de sus reservas, sino como
efecto de la violencia humana o de su injustificado abandono.
Afortunadamente, continúa, San Miguel todavía engendra y
alberga damas y varones de místico y noble corazón que piensan en árboles y
flores. Mexicanos y extranjeros se hermanan ayudando a la obra de la
naturaleza, que hoy llamamos ecología.
San Miguel como urbe arquitectura y hombres, será siempre
identificado por sus parques, jardines, cupulas y torres, la nomenclatura de
sus calles, sus comercios y artesanías, sus instituciones docentes y
culturales, sus rincones evocadores, sus barrios y sus casonas, junto con sus
niños, jóvenes y doncellas, matronas y hombres madures quienes serán a través
del tiempo los actores del eterno drama de la creación nacer, crecer y morir.
Comentarios
Publicar un comentario