LOS CUADROS DE LOCOS. EL CUADRO
ANTIGUO.
Juan Manuel Serrat dice que:
En la fiesta de San Juan
Todos comparten su pan,
su mujer y su gabán,
gentes de cien mil raleas.
Y aquí, no tan compartidos como dice Serrat, pero sí
mezclados, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, lugareños y fuereños se han ido
reuniendo en las goteras de la ciudad para llegar en caravana hasta el centro
mismo de San Miguel en un circuito de aproximadamente 2.5 kms.
Es el mediodía. La gente lleva varias horas apartando un
lugar, algunos llevan paraguas y sillas o bancos para las personas mayores que
quieren estar presentes en el desfile y no perder detalle. A la hora de comer
será el platillo principal de la plática y de la sobremesa. Pero por ahora hay
que soportar el calor del fogón
porque se está cocinando el desfile, el convite centenario para no dejar solo a
San Antonio de Padua en este día de su fiesta en el barrio de San Antonio. Por
fin se ve allá a lo lejos que vienen los primeros carros alegóricos. La música
precede la columna que serpentea por las calles de Ancha de San Antonio,
Zacateros, De La Canal, Hernández Macías, Insurgentes, Pepe Llanos, Mesones,
Núñez, San Francisco y Plaza Principal; durante cuatro horas no cesará hasta
que haya pasado el último carro.
Anteriormente salían de la calle del Cardo y más atrás de la calle de Aldama o Tenerías, pero ahora se cierra el acceso de Celaya y hasta ahí se forman empezando desde el Hotel Real de Minas. Cada día hay más carros y más personas. Muchos, vienen de lejos de varias ciudades para ver este convite, pero también varios, muchísimos, para participar.
El origen de la denominación Cuadro que se utiliza para
distinguir a los grupos de locos no está muy claro, bien pudiera ser el espacio
tomado para Los Hortelanos y el Torito o derivarse del concepto de cuadrilla:
La cuadrilla puede ser un tipo de danza de salón, también un estilo de música.
Y en un concepto más amplio: Conjunto organizado de personas que realizan un
trabajo o llevan a cabo una actividad determinada; grupo de personas a las que
les une algún tipo de relación, como la amistad, el parentesco o una afición, y
que llevan a cabo juntas alguna actividad de ocio. Ajustados a esto último los Cuadros (de los Locos de San Miguel de
Allende) denominan a los grupos originales y sólo Grupos a las derivaciones que, por diversas razones, han ido
surgiendo al fragmentarse los primeros y que se adhieren para participar en
alguno de los cuatro cuadros reconocidos.
El Cuadro Antiguo.
Doña Toña Torres Vda. de Rubio nos comparte que en los 50s hubo una diferencia entre los organizadores del cuadro único liderado entonces por don Eusebio Luna que entonces vivía en la calle de Aldama y que ahora ese espacio es parte de un Hotel muy famoso. No pudiendo salvarse las diferencias se separaron algunos de los integrantes: Faustino Rubio, Antonino Vázquez, Faustino Cerritos, Aniceto Ramírez, Cruz Ramírez, Antonio Carrillo, Jesús y algunos más. Ellos se reunían en la quinta calle de Umarán en casa de don Faustino. Ellos se trajeron el cuadro de San Pascual que tenían en el parque a la casa del nuevo mayordomo. Los Hortelanos eran reunidos por don Inés Granados cuando salía por ellos a sus domicilios tocando el tamborcito y la chirimía.
Al darse este rompimiento hubo dos cuadros: uno encabezado
por don Eusebio Luna y otro por Don Antonino Vázquez; como en el grupo que se
separó se salieron varios de los más antiguos la gente los identificaba por:
Los “Camoteros” o los “Del parque” y los de “Antonino” o los “Antiguos”,
denominación que finalmente quedó. Tiempo después la imagen fue llevada al
Tecolote y mandaron hacer una imagen de bulto con don Genaro Almanza.
A la muerte de don Faustino se quedó a cargo de la imagen y
la tradición su esposa doña Antonia Torres quien lleva la imagen durante todo
el año a diferentes domicilios a donde permanece durante una semana. Aunque a
ella se le reconoce como cabeza por su edad (87 años) ella se apoya en su nieto
Jorge Baeza quien continúa la dinastía de don Faustino. Jorge ha organizado una
comisión es para desarrollar las múltiples actividades que tienen, así, hay
varios responsables de: los permisos, la banda, el sonido, programar las
reuniones, las comidas para los grupos, etc. éstos a su vez se apoyan en tres o
cuatro personas.
El cuadro tiene 2 grupos internos (familiares) y 11 externos.
A las festividades se presentan entre 500 y 600 disfrazados. La participación
más numerosa es en la festividad de San Antonio de Padua en donde se aumenta
con la pelotera que sin estar acorde con el tema que hayan elegido los diversos
grupos se integran con el cuadro y ellos esperan que pasen los carros
correspondientes a este cuadro y se integran al final lo que se calcula
entonces en unos 8,000 participantes en este Cuadro antiguo.
El nombre que se les dio no es sencillo de llevar y ellos han
tratado de conservar lo más posible las características primitivas de esta
agrupación. Esto ha provocado fuertes discusiones con los integrantes jóvenes
quienes se inclinan por proponer disfraces con personajes de actualidad,
adornos modernistas, etc. este choque generacional porque, por ejemplo: exigen
que todos lleven una máscara y no sólo el rostro pintado, etc.
Para concientizar sobre las razones se han procurado
reuniones en donde se les instruye sobre los orígenes de esta festividad, de la
devoción a San Pascual Bailón, de que siempre haya un carro que encabece sus
espacios con San Pascual o San Antonio de Padua (en los últimos años el padre
Antonio González, cura de la parroquia de San Antonio les ha permitido que
lleven la imagen del templo), sugiriendo que algún otro carro alegórico lleve
un pasaje de la vida de alguno de estos santos, que no falte algún carro que
lleve algunos locos con los trajes originales de Los Hortelanos, el Torito y
Los Locos, etc. Estas recomendaciones Jorge Baeza las recibió directamente de
su abuelo don Faustino quien muy preocupado por la evolución que tenía la
tradición se lamentaba: “…estamos a un
paso de cruzar el hilo para llegar a un carnaval”.
Don Faustino fue capitán general de una danza de concheros y
por ello implementó para el cuadro de locos que la noche anterior se hiciera
una velación. A las críticas de que no era una danza de conquista él respondía:
“…estamos solicitando en esa ceremonia el
permiso para llevar a cabo nuestra fiesta…” y hoy es el único cuadro de
locos que realiza una velación.
La preparación de su participación en el convite exige una
gran concentración en su responsabilidad, por ejemplo: los encargados de la
seguridad del cuadro reportan que alguna vez los de la pelotera han llegado en
estado inconveniente, a otros se les han retirado varillas, puntas, etc. en
alguna ocasión al pedirle que mostrara su rostro se le impidió su participación
porque la máscara llevaba por dentro una capa fresca de resistol amarillo.
La comida es otro punto destacable pues hay una serie de
familias que tienen la devoción de dar de comer a los diferentes grupos. Los
encargados de esta tarea andan tocando puertas para solicitar espacios a donde
se les pueda atender en este punto. Un caso ejemplar es el de la familia
Gutiérrez quien desde 1972 ofrece de comer gratuitamente a uno de los grupos.
Toda la familia coopera económica y activamente en la tarea que requiere que
desde los días previos se preparen para atender las necesidades de los hambrientos
y sedientos locos a quienes se les sirve: arroz, mole, chicharrón, garbanzos,
frijoles y mucha agua. Ya no viven doña Micaela Martínez y don Vicente
Gutiérrez, pero todos sus hijos y nietos continúan con esta callada devoción.
El cuadro antiguo no ceja en su empeño de rescatar los
orígenes de esta tradición y prepara desde hace algún tiempo un grupo de
pequeños que bailen la danza de Los Hortelanos y la del Torito.
Y
hoy el noble y el villano,
el
prohombre y el gusano
bailan
y se dan la mano
sin
importarles la facha.
Juan
Manuel Serrat.
Fuente:
“Los Locos, una realidad de locura
De venta en la papelería “El Iris”
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