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EL DR. AGUNDIS

EL DR. AGUNDIS

 Después de más de sesenta años de servicio la Botica Agundis cerró sus puertas. Necesariamente esto desato muchos recuerdos puesto que ésta abrió sus puertas en una época en que San Miguel era muy diferente. La ciudad por el norte terminaba en el Calvario, por el poniente en el arroyo de las Cachinches, por el norte en el arroyo del atascadero y por el sur en la calle de codo y el Parque. En toda la ciudad se escuchaban las campanadas del reloj público y eran claras las llamadas a misa de los diferentes templos. La campana mayor de la parroquia anunciaba las doce, las tres y la oración. La fábrica “La Aurora” era un emporio industrial que tenía fama por la calidad de sus productos y ocupaba a centenares de trabajadores. El enorme portón de marcaba el límite de su propiedad quedaría grabado en el imaginario colectivo y aún hoy, muchos años después de su desaparición sigue siendo un punto de referencia. Las oficinas de la compañía de luz estaban en el antiguo Seminario de San Francisco de Sales. Al paso del sacerdote que llevaba el Viático a algún enfermo quienes con él se cruzaban se arrodillaban.

Su fundador fue el Dr. José de Jesús Agundis Gallegos quien nació en la de Villa Zaragoza, SLP, y como su padre era de filiación porfirista tuvo que salir de ese lugar y se fue a vivir a San Luis Potosí en donde estudió medicina. El servicio social lo hizo en la ciudad de Cerritos, SLP. Al graduarse se vino a trabajar a San Miguel de Allende en 1931. Al llegar a la estación de los ferrocarriles vio con desilusión su destino laboral y pensando que esas humildes construcciones eran el pueblo pensó en regresarse a San Luis lo más pronto que pudiera. Una vez en la ciudad se hospedó en el Hotel de la familia González que estaba en la calle de Umarán, donde hoy es Mama Mía; ahí puso su consultorio en una pieza con ventana hacia la calle de Jesús. En esa calle vivía una joven que la Revolución había dejado huérfana al arrebatarle a su padre en un combate cerca de Celaya y sus tíos las trajeron a San Miguel aunque sus orígenes eran de Puruándiro, Mich.

En muchas ocasiones decimos que las jóvenes de hoy son muy “aventadas” pero aquella muchacha se prendó del joven profesionista y en lugar de comprar el pan completo trocaba la compra por una rosa roja la que arrojaba hacia el interior del consultorio sin detenerse, descubierta por el facultativo pronto la hizo su novia y con ella se casó al año siguiente. Su boda fue a las dos de la mañana. Cuando me platicó eso la Sra. Musia puse ojos de plato y sonriendo me dijo, -yo le pregunté a mi mamá la razón y me contestó que fue porque a las cuatro pasaba el tren. Antes de casarse con doña Chelo tuvo una hija: Beatriz y después con doña Chelo tuvo a: Guadalupe, Consuelo, Musia, Jesús y Rafael. Once años después vendrían Marisela, y Margarita. También fueron sus hijos: Roberto Guillén y el Arq. Salvador Moreno.

Pronto se fueron a vivir a la calle de Canal donde compraron, no la casa donde estuvo la Botica sino a la mitad de la calle donde hoy está una tienda de vinos. En esa casa nacieron todos los hijos de doña Chelo. Ahí estuvo su consultorio. En esa calle había tres hoteles: el colonial “Colonial” de doña Consuelo Alcalde, el Hotel “Central” de don Vidal Flores y del otro lado era el de Lucita Villa y luego don Pancho Caballero “Jijada”. Tiempos tranquilos, diferentes, felices. Los niños del doctor jugaban en la casa del Mayorazgo  de don Albino y doña Isaac; gustaban ellos mirar el devenir de la pacífica población desde la recámara que mira hacia las calles de Hidalgo y el Jardín Principal. Muchas ocasiones les platicaban ahí las vicisitudes del tiempo de la revolución: la inseguridad, los robos, los asesinatos, los colgados, etc.

Impedido de olvidar su niñez en el campo compró varias hectáreas allá por Corral de Piedras y las sembró de pequeñas plantas de maguey que trajo de Apan, Hgo. Más adelante pudo comprar la casa que está frente a Bellas Artes y donde estuvo el Consulado Americano. Él la restauró y ahí se mudaron. Sólo estuvieron dos o tres años y se regresaron a la calle de canal. Poco después la vendió y compró la esquina de Canal y Hernández Macías donde había estado un molino de nixtamal.

Dije antes que la ciudad era muy pequeña y los médicos que había en ese tiempo eran: el Dr. Anastasio López Escobedo, el Dr. Jesús Agundis, el Dr. Araujo, más adelante llegaron el Dr. Francisco Olsina, el Dr. “Paco” García González, el Dr. Pin Dobarganes, el Dr. Villagómez (el doctor “militar”), etc. la costumbre entonces era el hacer visitas a los enfermos en sus domicilios así que los médicos hacían su recorrido diario y con frecuencia a las comunidades.

El Dr. Agundis sucedió al Dr. Anastasio como director del Hospital “San Rafael” que estaba en el barrio de San Juan de Dios. Pero en las tardes atendía en el Centro de Salud que estaba entonces frente a su casa, en la calle de Canal precisamente donde tendían poner el Mc Donal´s; en ese edificio nacieron muchos sanmiguelenses. Después se cambió para el edificio conocido como el Mercadito Aldama. En estos lugares trabajaron también las enfermeras de entonces recién egresadas de la recién fundada Escuela Secundaria Comercial y de Obstetricia: Mariquita Castiblanqui, María Domínguez, Carmelita Barajas, etc. El doctor estuvo como director del Hospital hasta que renunció para irse como diputado local en 1948-49.

Hombre de mucho trabajo y emprendedor vio la posibilidad de abrir una farmacia por lo que envió a sus hijas Consuelo y Musia con el Profr. José María Vega a su Botica del Sagrado Corazón que estaba en la casa de Allende. Durante varios meses estuvieron con él estudiando lo relacionado con la medicina de entonces, la farmacopea. Las farmacias que ya existían era la de Santa Teresita de don Eulalio Nava, en la calle de Reloj; la de don Pancho Carbajo, en la calle de San Francisco; la de San Juan de Dios del Dr. Anastasio López Escobedo en la calle de Hidalgo –después de él quedó “Toto” Nava- y la de don Pepe Vega.

El rancho donde sembró los magueyes pronto dio frutos y la cosecha se la vendía a don Gavino Arteaga quien la comercializaba. Pero por los problemas agrarios que no se resolvían y viendo que peligraba su propiedad la tuvo que rematar y con el producto quiso invertirlo. Pepe Ortiz le ofreció su cortijo “Agua Bendita” y Pepe Gil le propuso el espacio donde puso el estacionamiento con doble frente. Ambas sugerencias fueron rechazadas por doña Chelo pero muy contenta aprobó la de comprarle al “Gato” Rocha, papá del Lic. Salvador Rocha Díaz.

La Quinta Loreto es un predio a espaldas del Oratorio pero, en ese entonces, a la orilla de la ciudad e invitó a vivir ahí a doña Musia y Poncho que se habían casado en 1955 y estaban viviendo en la ciudad de México. El solar era muy grande pero estaba muy abandonado. Limpiándolo de maleza encontraron un pozo que se usaba para recibir el agua que por gravedad se enviaba a las casas entonces, a ellos les tocaba  que les mandaran agua dos veces por semana y ahí se almacenaba para regar la alfalfa que sembraban. Años después el doctor regaló del arroyo hacia el sureste 2,500 m2 para que se ampliara el nuevo mercado (construido en el lugar donde estuvo el Mesón de San Ignacio).

En ese lugar puso unos baños de vapor y de regadera que fueron muy aceptados. Ahí entro la creatividad que distinguió siempre a Poncho Sautto. Excelente cocinero puso unas mesas de laja y preparaba caldo de camarón, tacos y varios antojitos y refrescos que fueron un delicioso complemento al salir de los baños. Esto motivó al doctor a iniciar la construcción del hotel y el restaurante que hoy conocemos administrado por: Georgina, Agustín y Poncho Sautto Agundis. En las ampliaciones del hotel actual doña Musia sigue defendiendo la vida de un enorme pirul que dio cobijó el nacimiento de esta empresa.

Antes de la llegada del IMSS los trabajadores de la fábrica “La Aurora” asistían a consulta con el doctor Agundis en la calle de Canal. Igualmente fue el médico de los empleados de la compañía de luz, del Banco del Centro. Durante muchos años apoyó en la salud de las RRMM concepcionistas y a los enfermos de Cofradía de San Vicente de Paul que le enviaba la Srita. Gracia Zavala. Cuando fue presidente de los Rotarios se hizo la escuela de San Antonio (Morelos). Muchos de sus pacientes tenemos un buen recuerdo de él.

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HEBDOMADARIO

Hoy es el gran día en que San Miguel puede celebrar o seguir festejando el nombramiento de Ciudad Patrimonio Mundial alcanzado en la reunión de la Convención de la Unesco, celebrada en Quebec, hace 8 años y siguiendo los pasos de la capital del estado que 20 años antes habia alcanzado este derecho en la reunión de Brasil y si bien el 7 de julio fue aceptada la fecha oficial es diez de julio de 2008. Felicidades a quienes participaron en el largo proceso que significa el poder conseguir este nombramiento tan pretendido y sólo diez ciudades en toda la república mexicana lo tienen, solo diez. En el mundo global que nos tocó vivir las redes sociales y la información que se mueve por la autopista del internet nos rebasó desde hace mucho tiempo a muchos que, como yo, hemos rebasado loa docena de lustros, pero algunos estamos haciendo el esfuerzo por actualizarnos para no vivir en el pasado y tratar de comprender a nuestros hijos y nietos que viven aceleradamente el presente.

BIOGRAFIAS:

Romeo Tabuena, uno de los grandes pintores que han venido a radicar a San Miguel de Allende; a los 34 años de edad vino a México y al conocer la obra de los grandes muralistas mexicanos se quedó a radicar en nuestra ciudad. Aquí vivió con su esposa Nina, de origen noruego, su nombre completo era Romeo Villalba Tabuena  fue un pintor y grabador filipino que nació en la ciudad de Iloilo. Estudió arquitectura y pintura en Manila, Filipinas. También estudió en Nueva York y París. Sin embargo, conservó su nacionalidad filipina. Pintó el mural Filipiniana en la Embajada de Filipinas en Washington, DC En 1965, participó en la Octava Bienal de San Pablo arte como el artista filipina oficial y como el comisario de arte a partir de las Filipinas. El Museo de Arte de Honolulu mantiene su pintura Carabao, lo cual es típico de las pinturas animales del artista.           Tabuena aparece en Quién es quién en el arte americano, Internacional Quién es quién en el arte, y la Internaciona