SAN MIGUEL DE ALLENDE VISTO POR LOS VISITANTES
A veces encontramos elogios a nuestro San Miguel que nos llenan de orgullo, como en el hermoso libro del Padre José Zabala Paz titulado "El Bajío" (1955) que ahora ha resucitado, vale la pena reproducir sus palabras que vienen a la vida con un hermoso toque de rigor poético, porque hay muchas maneras de compartir la felicidad con los demás, la felicidad que llevamos en el espíritu allá en la tierra lejana de las sierras misteriosas y que los durmientes cuando se mecían los pueblos de Uruapan dulcemente a la vista del atardecer y los pinos que las altas cumbres de Michoacán cantaban los salmos vespertinos de gratitud murió pacíficamente en el señor Fray Juan de San Miguel el 3 de marzo de 1555 andariego con él que más que aquel atroz Aarón había predicado incansablemente el evangelio de Jesucristo por todo el vasto territorio de la Nueva España y en mis lugares había plantado la bendita cruz de la redención testigos de sus hazañas evangélicas y de su sano apostolado habían sido Uruapan, Acámbaro, Querétaro, Apaseo, Chamacuero y Xichú Nunca puedo sospechar del ilustre civilizador al igual que el pueblo fundado por él en la misión otomí y chichimeca se convertiría con los años en uno de los más artísticos de América, cuna de ilustrados y artistas inspirados, como con el paso de los siglos se convertiría en la meca del turismo nacional y extranjero, como acontecimientos constituirían un fuerte vínculo en la historia del país Miguel de Allende se distinguiría entre las ciudades de la República Mexicana y solo su nombre apareció siempre rodeado de una aureola de leyenda y misterio de su nación y de poesía El seminario filipino tiene un número creciente de estudiantes y hay conventos de monjas y frailes repartidos por toda la ciudad, cuenta con 14 templos, algunos de los cuales son verdaderas joyas de la arquitectura antigua y contienen tan valiosas obras del arte mexicano.
Cómo son las excelentes pinturas de los principales de Rodríguez Juárez, de José de Alcíbar, de Cabrera y Juan Correa en la parroquia erigida canónicamente por el ilustrísimo señor Don Vasco de Quiroga desde 1564 no levantó sus muros sino hasta fecha muy reciente no obstante esto a la Fantasía del visitante se enoja como hecha en pocas muy remotas y a pesar de que sus canteras son de color rosa el artista que las ama desde que las contempla por vez primera cree que las torres fueron forjadas con muy vetustas piedras y la mira grises muy grises Por los siglos y los sueños la parroquia parece siempre silenciosa y está en tica contemplación de sus ojivas y de sus ventanales policromos de las historias de los santos y de las crónicas milagrera de indígenas narraciones populares
Como aquella bellísima del Cristo de la conquista el sonido de las campanas es hondo dulce de bronce armonioso casi de cristal muchas dama San Miguel en se vendieron sus dijes de oro para fundir las todo el que escucha el sonido piensan de los tiempos idos y en las cosas que se fueron que se precipitaron en el pavoroso eternidad el tañer de las campanas se cierne sobre las callejuelas Oscar y silenciosas cuando la tarde mueren las primeras estrellas que titilan en la altura bañan los callejones con una luz incierta y placida que más parece sombra del lirio pensativo y triste por esas callejas tienen sus talleres los artesanos:
hojalateros, guaracheros, canteros, herreros, plateros, orfebres
cuya brillante artesanía fina de colorido y de hermosura es obviamente
codiciada por los visitantes el aire de las ciudades provinciano como los son
los adoquines y las piedras de sus calles como lo es el sol que al atardecer
tiene de suave luz amarilla las cornisas de los edificios señoriales los sale
los de los tejados humildes las altas copas de los fresnos del parque los
laureles de la India y cedro del líbano de la plaza principal y los árboles de
la calzada de la Aurora por el camino a Dolores Hidalgo todo en San Miguel es
de una ingenuidad mansa y cantarina no podría ocultar su sabor Antiguo y la
vetustez se le desborda por todos lados como racimos de hiedra sobre Rosa Tapia
modelos de nobleza y antigüedad son las cosas donde nació don Ignacio Allende y
la de los de la canal San Miguel de Allende es un milagro forjado por Torres
que se yerguen activas en el aire nítido calle recoletas me adoras escaladas
hornacinas nichos herrumbrosos en relajados que en 1000 y 1000 ocasiones se
escucharon el encanto delicioso de un juramento de amor y más allá de sus
últimos caseríos la parda lejanía de tierra árida muertas y yernas sin más
bendición que los baños termales de Taboada unos mezquitales desmedrados y el
tentadero y ganadería de un torero en retiro cubierto de gloria y de fama El
orfebre Tapatío Pepe Ortiz a veces he buscado en San Miguel La paz de su Dulce
quietud provisional.
Cuántas veces rodeado de dilectos amigos y
recorrido sus senderos y visitado sus monumentos a todos esos amigos recuerdo
en este instante con gratitud y mis fantasías vuela hacia San Miguel de Allende
que parece decirnos enigmáticamente así eran mis calles cuando por ellas
cruzaron los huestes de Hidalgo en la tarde del 16 de septiembre de 1810, así
era mi aire transparente y gozoso cuando vieron a luz primera Allende y Diez de
Sollano ha sido siempre en las primeras horas del anochecer cuando los
enamorados de todos los tiempos se repiten las mismas palabras y van tejiendo
con ella su felicidad parece que resuenan todavía los doloridos acentos del
padre Alfaro al acepta las dulces oraciones de Sor Josefina de la canal la
santa la heliocéntrico del Padre gamarra el filósofo y los Ecos marciales del
Ignacio Allende el Héroe he aquí la mal hilvanada historia de la heroica ciudad
de San Miguel de Allende llamada antaño San Miguel El Grande con toda verdad y
Justicia pues fue y es grande en su historia grande en su arte grande en su
riqueza y grande en sus hijos fin.
El Bajío (1955
José Zabala Paz
Comentarios
Publicar un comentario