El Sembrador salió a sembrar… (Luc. 8:5)
Don Donato. Nació
en esta ciudad el 22 de octubre de 1893 sus padres fueron el señor J. Praxedes
Almanza y doña Josefa Morales de Almanza. Fue alumno de la Escuela Nacional,
que durante algún tiempo dirigió en esta ciudad el culto e inolvidable maestro
don Francisco Aguirre Villafaña; y en dicho plantel tuvo como condiscípulos al Abogado,
destacado penalista don Luis G. Corona y al popular vate y escritor don Leopoldo
de Samaniego y de la Sota, entre otros.
Don Praxedes
se dedicaba a la confección de rebozos pero Don Donato prefirió, despues de
recibir su instrucción primaria, ingresar como aprendiz en el taller del
escultor don Estanislao Hernandez, a quien los sanmiguelenses le debemos muchas
obras anónimas que hoy son pórticos y rincones encantadores de nuestra tierra
ya que también fueron escultores su tío Adrián y su primo Francisco. Por
ejemplo, unas de ellas, parecen flotar hacia el infinito desde la cúpula de don
Zeferino, pues fue don Estanislao y sus oficiales quienes esculpieron las doce
gigantescas esculturas que representan a los santos y padres marianos y, sobre
todo, la Inmaculada Concepción que remata obra. El hijo de del maestro Estanislao,
don Jose María, famoso escultor también nativo de esta ciudad, y que, por
motivos laborales cambió su residencia al entonces Distrito Federal. De la
misma generación, además de don Donato, fueron: Nicolás Vidargas, don Francisco
López, don Antonio Domínguez y don Clemente Araiza, entre otros.
Más adelante
don Donato instaló su taller de escultura, en su casa en la calle de Jesús en
donde compartió sus conocimientos a jóvenes aprendices como: José rodríguez el
“Santero”, el Arq. Leopoldo Ruiz, el Ing. Martín Cadena, el Pintor y decorador
Luis López Arriaga, Camerino Quintanar, Enrique Pérez y muchos más entre ellos,
por supuesto, sus hijos: Genaro, Francisco, Jesús, Lauro, Antonia y Reynaldo.
Todos ellos
siguieron la noble labor de ofrecer al Creador la habilidad y creatividad con
que fueron bendecidos. Jesús emigró a Tamaulipas pero continuó en el medio
artístico de creación de imágenes, Lauro prefirió Tabasco y allá llevó las
enseñanzas recibidas; Reynaldo estudió la escuela normal y dedicó su esfuerzo a
la enseñanza pero, la vena artística le hizo le hizo formar piezas que
demostraban su herencia; incluso la única mujer de esa familia, Antonia,
sublimó el arte hasta encontrar la hondura espiritual y se integró a las
huestes de las madres dominicas y dedicó su esfuerzo a enseñar con pasión y
paciencia a la niñez y juventud desde Chihuahua y hasta Chiapas.
El solar
familiar, herencia de las tías maternas Clemencia y Micaela, hizo que don
Donato continuara las enseñanzas de don Estanislao e hiciera de su taller un
centro de enseñanza pues siempre tuvo tiempo para todos. Corroborando la opinión
sobre el juego ciencia disfrutaba muchas tardes con sus amigos jugando partidas
de ajedrez, el “Revo” Méndez lo recuerda en reñidas partidas con don Candelario
Chagoyán y con don Jesús Briones (Director de aquella escuela parroquial que
estuvo muchos años en Santa Ana).
Sabiendo de
su buena memoria y, sobre todo, de su carácter mesurado y justo, don Antonio
Villa Bustamante, fundador de “El Vocero del Norte”, invitó a don Donato a
colaborar en este periódico, en el que el publicó interesantes artículos
relacionados con San Miguel de Allende, ciudad que el propio señor Almanza
amaba en verdad y de la que fue indudablemente un hijo distinguido. Su familia
conserva encuadernados los ejemplares de los números en los que don Donato
participó con algún artículo. Esperamos que algún día lo publiquen ya que son
una bella colección de estampas del San Miguel de Antaño.
El señor
Donato Almanza Morales fue siempre un ferviente católico práctico. Además, en
su juventud fue entusiasta acejotaemero; y no dejó de sufrir, como muchos otros
compañeros suyos, de la ACJM en la época aciaga de la persecución callista
contra la iglesia católica en nuestra patria. El 10 de abril de 1973 entregó su
alma al Creador. Al cumplirse un año se le rindió un homenaje con una exposición
de arte religioso en el local ubicado en la esquina de Reloj y Mesones. Verdaderas
obras de arte de pintores y escultores sanmiguelenses formaron parte de este
evento que organizó el Club de Estudiantes Sanmiguelenses en la Universidad de
Guanajuato y que fue inaugurada por el presidente municipal, Lic. Silvestre
Bautista López.
Los artistas
participantes fueron: Luis López Arriaga con una imagen barroca de “San Miguel
Arcángel”; Reynaldo Almanza, con una miniatura de “Cristo” en madera; José
Rodríguez González, con un “Nacimiento” policromado; Un “Ecce Homo”, de Genaro
Almanza; don pinturas religiosas de Jesús Almanza, “Crucifijo” en madera, dos “Cristos”
de Francisco Almanza; una madera de Lauro Almanza: titulada: “San Antonio Abad”.
También exhibieron sus obras: David Juárez, con una “Puerta Colonial”; José
Ramírez, con una “Cabeza de Apóstol”; Leopoldo Ruiz un “Belén” en madera;
Antonio Ruiz, con otra madera denominada “Piedad y Cristo”; Braulio Echeverría
con “Figuras” de Madera; “Palmatoria”, de David Morales; “Las Tres Gracias”, de
Martín Cadena Hernández; “San Cristóbal”, obra en madera de Enrique Pérez; “La
última Cena”, de Gustavo Pérez Mata y “Dos Pinturas”, de Camerino Quintanar.
En el taller
de don Donato continuó la historia su hijo Genaro Almanza Ríos quien, casado
con la Sra. Amelia Arvizu Zarazúa, formó otro grupo de artistas con: María de
los Ángeles, Antonio, Lilia María, Miguel Agustín, María Patricia y Lucía
Abigaíl. Miguel y Antonio destacan en la escultura y a la pintura, restauración
y aplicación de oro de hoja: María, Patricia y Lilia. Deseosa de profundizar
los conocimientos que empíricamente recibió de su papá, María de los Ángeles se
inscribió en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) para aprender los
secretos de la restauración y, como lo aprendió, compartirlos con sus
compañeros del famoso taller.
Don Genero
tuvo muchos aprendices que no todos siguieron trabajando pues hoy son
profesionistas destacados, pero otros aprendieron con él los secretos de la
creación y restauración como imagineros, todos los materiales tenían un uso
artístico para el maestro: cantera, madera, cartón, yeso, resina, etc. Proverbialmente
generoso con sus conocimientos abrió las puertas de su taller para que se
conociera y continuara este arte.
Su fama de
escultor y restaurador llegó muy lejos y lejos quedaron la mayoría de sus obras
de las que nunca tuvo inventario. Sabemos que en la ciudad quedaron: el “Señor
de las Maravillas” del Oratorio es una de sus primeras obras, el “Ecce Homo” de
la Salud, la “Virgen de las Tres Ave Marías” –encargo del R.P. Benjamín-, el
“Señor de la Columna” que está en la Santa Casa de Ejercicios de Atotonilco, la
Virgen de “Guadalupe” y “San Juan Diego” del Chorro. Los Ángeles grandes de la
procesión del Santo Entierro y varias obras más. A don Genaro correspondió el
dorado de la bellísima urna que el escultor Vidargas hiciera para el “Señor del
Santo Entierro”.
Con mucha
frecuencia se alejaba de la ciudad para cubrir trabajos de restauración. Una de
las primeras obras de reparación fue a Ciudad Mier, Tamps. Más adelante fue
solicitado en Veracruz y Monterrey, en el estado estuvo en casi todos los
municipios del norte y sur: Xichú, Santa Catarina, Victoria, San José Iturbide,
Dolores Hidalgo, Rincón de Tamayo, Comonfort, etc.
En la ciudad
apoyó sin cuartel todas las acciones que surgieran en defensa de las buenas costumbres
y tradiciones. A los extranjeros o foráneos que no respetaban lo nuestro los
fustigaba así: “fuereños advenedizos”
y pugnaba, casi con desesperación: ¡hay
que enseñar! ¡que no se pierdan las
tradiciones! Fue organizador frecuente de exposiciones de arte religioso.
Culto y generoso.
Muchos
fueron sus alumnos: en su taller se le vio algún tiempo a Lorenzo Huerta Valdez
y su esposa Juana, Luis Antonio López Torres, Filemón Ramos, Rodolfo Cázares
Hernández (quien se casó con Lilia María Almanza), Hermes Arroyo, etc. etc.
El Sembrador salió a sembrar su
semilla (…) cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno.
Comentarios
Publicar un comentario